Bien sabemos que las empresas familiares son un pilar fuerte en la economía de las naciones, también sabemos que dan trabajo a más del 80% de las personas alrededor del mundo y que sin ellas no existiría el mundo como lo conocemos.
También sabemos que más del 70% de ellas no sobreviven a una segunda generación y el porcentaje se incrementa al hablar de una tercera generación.
Ahora bien, existen muchas razones por las cuales la supervivencia de las empresas familiares es bien reducida y una de ellas son los temores que tienen los fundadores al hablar del relevo generacional.
Si quisiéramos entrar en la mente del fundador de una empresa, podremos comprender cada uno de los temores que tienen y que son de lo más natural en todo ser humano. Dependiendo de la empresa, es posible de un fundador con muchos años, le dedique más tiempo a la empresa que a su vida misma y ni se diga de su familia, salud, creencias religiosas, recreación y otras actividades necesarias para el desarrollo de un ser humano.
Con todo esto en juego, es normal que el fundador de la empresa tenga temores bien arraigados al momento de soltar el mando y dejar que las nuevas generaciones vengan a apoderarse de la empresa, porque sienten que están tomando las riendas de su vida misma.
Lo expresen o no, aquí enumero alguna de las frases comunes de los fundadores y las posibles soluciones que pueden encontrar. Primero, la frase más repetida es:
…la empresa es todo para mí
Es irónico pero a la vez comprensible en que los fundadores se sientan mejor en la empresa que en su casa, porque es ahí donde pasan la mayor parte del tiempo y es lo que han aprendido a administrar de la mejor forma. Se presentan temores sobre lo que pueden perder si dejan la empresa como el prestigio, el poder, perdida de amigos o hasta la figura de autoridad en su familia. Con esto lo que quizá quieran expresar es que no saben qué hacer si se retiran. ¿En que voy a invertir mi tiempo? ¿Qué actividades me llenan más que trabajar en la empresa? ¿Con quién voy a compartir lo que tengo? ¿Cómo voy a garantizar mi sustento?
Lo irónico de esto es que todas estas preguntas y muchas más que puedan surgir, ya tienen su respuesta, y dicha respuesta se la dimos al momento en que decidimos emprender un negocio o fundar una empresa. No conozco a un empresario que al crear una empresa su intención fuera el trabajar eternamente para ella sin descanso, por el contrario, todos los emprendedores que inician una empresa lo hacen para incrementar el patrimonio familiar y mejorar el nivel de vida. En otras palabras, trabajamos para vivir, no vivimos para trabajar. Todos tenemos sueños de conocer el mundo, descansar, divertirnos, disfrutar los bienes que adquirimos y más. Esta es la respuesta a todas esas preguntas, lo que tenemos que hacer es recordar que soñábamos hacer cuando no podíamos para hacerlo ahora que tenemos el tiempo y los recursos. Así mismo, impulsar actividades por el bien de la comunidad ayuda a reenfocar las energías en vez de seguir invirtiéndolas en la empresa.
Ahora bien, si el fundador sigue pensando en que la empresa es todo para él, seguro su siguiente frase será:
…nadie puede dirigir la empresa como yo
Existe la tentación de pensar que no hay ser humano que pueda llegar a conocer y dirigir la empresa como nosotros lo hacemos debido a que tenemos toda una vida con ella. Este temor nace del orgullo natural que tiene toda persona y la necesidad que existe en demostrar sus capacidades hasta el último momento. Cuando se tiene esta forma de pensar es común que un fundador quiera contratar a aquellas personas iguales a ellas para asegurarse, en la medida de lo posible, que harán las tareas y actividades como ellos las hacen. Con esto lo que quieren hacer es delegar funciones en mandos medios, pero lo que en verdad estamos haciendo es contratando clones que hagan las cosas igual de la misma forma en que las han estado haciendo durante todos los años que tiene la empresa. Bajo este enfoque, es imposible que un sucesor pueda tomar las riendas del negocio y llevarlo a mejorar su rendimiento porque estará haciendo las cosas de la misma forma que se han estado haciendo durante años. Es necesario hacer un alto en el camino y buscar opiniones de expertos sobre las debilidades y fortalezas que tiene la empresa sabiendo que todo lo bueno que tiene la empresa es gracias a su fundador y todo lo malo también. Es necesario separar el significado de delegar con perder el control, la propiedad no se pierde hasta que uno muere o decide desprenderse de ella, pero la gestión si es necesario delegarla porque los años no perdonan y las personas no se hacen más jóvenes con el pasar del tiempo. Es de carácter obligatorio para una empresa delegar de forma adecuada y definir los mecanismos de control que utilizara para gobernar la empresa desde la Junta Directiva. Es triste pensar que si un fundador mantiene esa posición al final terminará teniendo la razón, porque, cuando este tenga que irse de este mundo, no habrá persona que pueda dirigir la empresa como lo hacia el fundador porque la empresa morirá con él.
Sin embargo, para solucionar este problema es necesario un cambio de pensamiento por parte del fundador, el cual no existe otra forma de hacerlo que dándose cuenta de lo que perderá si mantiene esta postura. Es necesario pensar en un bien mayor que satisfacer nuestro orgullo, es un sacrificio mediante el cual se obtienen más beneficios que pérdidas y si lo analizamos bien, todo aquel que tiene hijos ya está acostumbrado a hacer esto. Todos los padres sacrificamos muchas cosas y dejamos en segundo plano todo lo que sea necesario con el objetivo de que nuestros hijos salgan adelante y sean hombres y mujeres de bien y que logren dejar su huella en el mundo. Si lo vemos bien, no es tan difícil como parece, simplemente es pensar en el bienestar de la empresa y no en el nuestro, es dejar ese egoísmo a un lado para garantizar que la empresa logre trascender de generación en generación y se pueda crear un legado familiar.
Pero, asumiendo que el fundador mantiene su postura, y sumando las dos frases anteriores tenemos que el fundador sin la empresa no vive y nunca nadie la podrá manejar mejor que él tenemos como resultado que:
…no tengo un sucesor
No nos debiera sorprender este pensamiento porque es un resultado natural, la sorpresa sería que tuviéramos un sucesor adecuado como resultado de una incorrecta actuación. Está claro que no existe forma de tener un sucesor en la empresa si nunca hemos formado a nuestros hijos para ser sucesores del patrimonio que hemos construido. Peor aún es pensar que podemos dejar nuestro patrimonio en una persona que no sea familiar si hemos manejado la empresa de forma incorrecta y lo que tenemos son clones y no gerentes.
Para poder tener un sucesor primero hay que formarlo, llevarlo de la mano mientras conoce la empresa, delegar funciones y responsabilidades sabiendo que tendrá la total autonomía de ejecutarlas y exigir los resultados pertinentes. Lo más importante de la sucesión es saber el momento de retirarse a vivir la vida más allá de la empresa y controlar mediante la Junta Directiva el patrimonio que tanto ha costado construir, manteniendo la armonía en la familia y la rentabilidad en la empresa.