La celiaquía es una enfermedad intestinal crónica frecuente que se caracteriza por la intolerancia al gluten, conjunto de proteínas presente en el trigo, la avena, la cebada y el centeno. Según el Ministerio de Salud de la Nación, actualmente se calcula que 1 de cada 100 personas es celíaca, si bien todavía no existe un registro de casos.
Los síntomas y signos de esta afección varían de una persona a otra y también según la edad. En los niños pueden presentarse diarreas, nauseas, vómitos, anorexia, distensión abdominal, irritabilidad, anemia, entre otros; mientras que en la adolescencia, además de diarreas y anemia, se produce dolor abdominal, estreñimiento y signos como corta estatura y retraso puberal. En adultos se suman cambios de comportamiento, falta de apetito, pérdida de peso, migrañas, osteoporosis y abortos.
“En el desarrollo de esta condición intervienen factores ambientales, inmunológicos y la predisposición genética, aunque cabe aclarar que no es hereditaria”, explica la Dra. Andrea R. Miranda, médica nutricionista y directora de la Sociedad Argentina de Estética y Nutrición Integral (SAENI).
En caso de existir predisposición genética, es importante identificar los factores ambientales para evitar la aparición o tratar tempranamente la enfermedad, ya que el diagnóstico tardío puede empeorar el cuadro. Entre este tipo de causas, la introducción de alimentos con gluten en la dieta de los bebés y un elevado consumo diario a cualquier edad pueden ser determinantes. “Como especialista recomiendo no incorporar gluten hasta el octavo mes de vida, siempre con recomendación del pediatra y supervisión de especialistas en el tema si existiese sintomatología. Lo ideal es hacerlo en forma gradual y mientras continúa con el período de la lactancia”, indica Miranda.
Por el momento, el único tratamiento disponible es llevar una dieta basada en alimentos libre de gluten de por vida. “Los pacientes deben incorporar este tipo de productos prestando atención a las etiquetas y a la simbología en los envases. Igualmente, evitar la contaminación de alimentos con gluten cuando se realizan preparaciones, dentro o fuera de casa”, advierte la especialista. Además, aclara que no existe una relación directa entre la celiaquía y el aumento de peso: “una persona con celiaquía puede subir de peso si descuida la cantidad y calidad de sus comidas, no por su condición”.
Consultada por el incremento de personas celíacas, la Dra. Andrea Miranda, que también es directora médica de la Clínica Integral de Nutrición y Estética Saludable (CipSalud), señala que cada vez son más los pacientes que se acercan y a edad más temprana. “Es fundamental que un especialista en nutrición los oriente y les enseñe a comer. También contar con la contención de grupos de personas que están pasando por lo mismo, también para las familias”, finaliza.