Es probable que alguna vez te hayas visto inmerso en un proceso de selección en que creías ser, y eras, el candidato perfecto pero finalmente no te contrataron. Y es igual de posible que te quedaras pensando en el porqué del rechazo y nunca llegaras a saberlo.
Pues bien, para despejar todas aquellas dudas con las que te quedaste en su momento, el experto en carrera profesional Jeff Haden ha reunido en un artículo publicado en LinkedIn 6 posibles y estúpidas razones por las que no te contrataron.
Se ciegan con las “superestrellas”
Todos los empleados deben seguir las normas de la compañía para que todo funcione, pero algunas empresas se olvidan de esto si tienen ante ellos una “superestrella”. Están dispuestos a contratar a alguien brillante aunque ponga condiciones excepcionales antes que a un empleado mediocre pero más flexible y dispuesto.
Valoran habilidades e ignoran actitud
El fracaso en las contrataciones suele estar ligado a menudo a problemas con la motivación o la voluntad de aprendizaje, entre otros. Las empresas inteligentes contratan a la gente realmente motivada porque saben que pueden entrenarlos casi cualquier habilidad, pero motivar cuando falta interés es mucho más difícil.
‘Enchufan’ gente automáticamente
En la mayor parte de las ocasiones, las recomendaciones de amigos o familiares exageran habilidades, por lo que la empresa se puede encontrar con un empleado enchufado que no satisface las expectativas de lo que buscaba. Una empresa inteligente intentará evitar por todos los medios que se den este tipo de situaciones.
Se despojan de la intuición y las corazonadas
A veces una simple corazonada debería tener más pesos que las habilidades. Jeff Haden aconseja realizar pequeñas pruebas para medir los valores intangibles de un candidato. Por ejemplo, si enseñas la cadena producción a un futuro empleado de gestión y se irrita cuando un empleado interrumpe para hacer una pregunta, él no es el candidato más adecuado. El empleado es lo primero y hay que escucharle.
No se molestan en conocer al candidato
Dejarse llevar solamente por lo que aparece en el currículum de una persona es, a menudo, un gran error. Hay que explorar más allá. Quizá dejó su anterior trabajo porque creía ser superior a su jefe sin serlo o es alguien que no tiene interés en el sector y oscila entre empresas buscando el puesto en el que más sencillo le sea ascender. Un papel no debe ser lo más importante para elegir a alguien.