Los celebérrimos logos de algunas marcas estuvieron a punto de ser radicalmente diferentes de como hoy los conocemos. Repasamos algunos logotipos que fueron metidos en el cajón y a los que la gente no llegó a ver el pelo.
Los logos desempeñan un rol absolutamente protagonista en la identidad que hay parapetada tras las marcas. De hecho, los sentimientos a ellos solapados son tan extraordinariamente fuertes que resulta muchas veces absolutamente impensable imaginarse a las marcas sin sus logotipos, metamorfoseados en algo así como su seña de identidad.
Sin embargo, lo cierto que los logos (a día de hoy absolutamente icónicos) de algunas marcas estuvieron a punto de ser radicalmente distintos. A continuación, de la mano de Creative Bloq, sacamos del cajón logos de grandes marcas que, por unas circunstancias o por otras, no llegaron jamás a ver la luz:
1. Sony
Sony lleva siendo fiel a su logo desde hace más de 50 años, pero en los 80 la compañía nipona estuvo a punto de “jubilarlo” por una alternativa apuntalada en el “crowdsourcing”.
Para conmemorar su 35º aniversario en 1981 Sony organizó una concurso a escala internacional para rediseñar su logo.
Se presentaron casi 30.000 propuestas y solo tres lograron convertirse en finalistas (dos de los cuales pueden contemplarse más abajo).
Finalmente Masaru Ibuka, el cofundador de Sony, estimó que ninguno de los tres logotipos finalistas era realmente superior al original, al que prefirió jurar fidelidad.
La compañía japonesa reconoció su error y repartió el dinero correspondiente al ganador del concurso entre los autores de las tres piezas finalistas.
2. Ford
Incluso los diseñadores más prestigiosos se topan en alguna ocasión a lo largo de su carrera con el rechazo.
Es el caso de Paul Rand, el diseñador de los logotipos de compañías como IBM, ABC o UPS. En 1966 Henry Ford II, el que fuera presidente de Ford Motor Company desde 1945 hasta 1987, fichó al bueno de Rand para dar un nuevo aire al logo del famoso fabricante automovilístico (que databa del año 1917).
Herry Ford II quería que Rand modernizara el viejo logo de la compañía y que diera una vuelta de tuerca a su característico estilo caligráfico.
Similar en muchos aspectos al logo original, pero convenientemente modernizado, el logotipo de Rand (que aunaba tradición y dinamismo) no convenció, sin embargo, a Ford, que estimó que el cambio era excesivamente radical.
Desde entonces Ford ha operado algunos cambios en su logotipo, pero todos extraordinariamente sutiles y casi imperceptibles.
3. Star Wars
Las películas, en particular aquellas que acaban convertida en franquicias, están pertrechadas también de logos, vitales para dar salida al “merchandising” (si finalmente lo hay).
El logo inicial de la que es probablemente la franquicia cinematográfica más exitosa de todos los tiempos, Star Wars, es radicalmente distinto al original y parece más emparentado con Flash Gordon que con la letal amenaza de la Estrella de la Muerte.
Diseñado al alimón por el ilustrador Ralph McQuarrie y el artista Joe Johnston, el logo comenzó a gestarse antes de la producción de la película.
El guión del filme sufrió innumerables cambios durante el proceso de producción, por lo que el personaje que aparecía en el logotipo primigenio (más parecido a Ziggy Stardust que a Luke Skywalker) tuvo que ser necesariamente descartado.
Además George Lucas estaba convencido de que, en vista del nuevo rumbo emprendido por la película, ésta necesitaba un logo bastante más intimidante que el alumbrado originalmente por Ralph McQuarrie y Joe Johnston.
Por eso Lucas le pidió a la diseñadora Suzy Rice que creara un logotipo con “un look más fascista”. Y la diseñadora, que logró conectar con su lado más oscuro, se inspiró en la fuente tipográfica Helvetica Black para alumbrar su criatura.
El logo de Rice sufrió, eso sí, varios cambios hasta cobrar su forma final.
4. Tokio 2020
El logotipo inicialmente propuesto para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 fue desechado por estar acechado por la sombra de un supuesto plagio.
Diseñado por Kenjiro Sano, el logo cedía todo el protagonismo a una “t” (de Tokio) junto a un círculo de color rojo (que remedaba supuestamente un corazón).
Cuando el logo fue presentado oficialmente en sociedad, el diseñador belga Olivier Debie argumentó que éste era en realidad una copia de un logotipo alumbrado por él en 2013 para el Teatro de Lieja.
Aunque desde Tokio 2020 rechazaron las acusaciones de Tokio, la controversia generada forzó finalmente a la organización a descartar el logo y a organizar un concurso para buscarle reemplazo.
En la competición se proclamó ganadora la propuesta de Asao Tokolo.
5. Cazafantasmas
A día de hoy forma parte de la cultura popular, pero el emblemático logo de Cazafantasmas estuvo a punto de ser radicalmente diferente.
Originalmente el logotipo iba a aparecer únicamente en los uniformes y el automóvil de los protagonistas, por lo que los diseñadores no volcaron quizás en él demasiado esfuerzo. En uno de los bocetos originales aparece una mano esposada que parece más emparentada con la Familia Addams que con los propios Cazafantasmas.
Todo cambió, no obstante, cuando Columbia Pictures fue consciente de que no iba a obtener los derechos de la marca Ghostbusters a tiempo para lanzar los primeros “teasers” de la película.
Se hizo necesario entonces un logo en el que no apareciera la palabra Ghostbusters. El logo original terminó siendo repudiado y el diseñador Michael Gross acabó dando forma al logotipo final, el que hoy todos conocemos.
Así y todo, e intentando huir de eventuales problemas legales, Columbia Pictures no logró esquivarlos del todo. No en vano, la compañía terminó siendo demandada por Harvey Comics, que aseguró que el característico logo con el fantasma de Ghost se parecía sospechosamente a Gordi, un personaje de la serie de tebeos Casper.
6. Google
Google se precia de tener uno de los logos más reconocibles en todos los rincones del planeta. Es visible, al fin y al cabo, cada día en su celebérrimo buscador y ha inspirado miles de “doodles”.
El logotipo de Google constituye además una auténtica lección desde el punto de vista de la simplicidad y la legibilidad en el diseño. Pero lo cierto es que éste podría haber sido totalmente diferente.
Larry Page y Sergey Brin, los fundadores de Google, acudieron en 1998 a la diseñadora Ruth Kedar para terminar de pulir un logotipo que habían diseñado ellos mismos.
Kedar apostó en su propuesta por la fuente tipográfica Catull y optó por subvertir el orden habitual en los colores primarios para dar cuenta de que Google era una compañía dispuesta a hacer trizas las reglas.
En su diseño Kedar incluyó además una lupa y un retículo (como una suerte de diana) para hacer un guiño a la extraordinaria precisión del algoritmo de Google.
A Page y Brin no les convencieron, no obstante, estos dos últimos elementos y acabaron retirándolos no tanto por motivos estéticos sino porque tenían ya la visión por aquel entonces de que su empresa estaba destinada a ser mucho más que un motor de búsqueda.
Fuente: Marketing Directo