Frente a la crisis energética y aumento de tarifas que atraviesa nuestro país es muy importante cuidar el consumo eléctrico. Una buena forma de hacerlo es reemplazar las luces incandescentes, halógenas o fluorescentes por lámparas LED, que permiten ahorrar hasta un 85% en el consumo energético con respecto a las lámparas tradicionales y hasta un 50% comparado con las de bajo consumo.
La iluminación con lámparas LED supone un gran ahorro de energía, pero también aporta otra serie de ventajas a tener en cuenta. A diferencia de las lámparas de bajo consumo, las LED están fabricadas sin componentes tóxicos ya que no contienen mercurio ni tungsteno en su composición, contribuyendo a la disminución de CO2. Además, no emiten rayos ultravioleta ni infrarrojos, ayudando a evitar riesgos en la salud humana y colaborando con el cuidado del medioambiente.
Las lámparas LED producen una pérdida mínima de calor y pueden reciclarse luego de su larga vida
útil que, según su calidad, va de 15 mil a 30 mil horas de uso. Esto evita el reemplazo constantemente de las lámparas, de modo que ofrecen un excelente ahorro en su mantenimiento.
Asimismo, el flujo de luz en las lámparas LED permite dirigirlo al área que se desee sin perder energía en haces de luz que van en otras direcciones (como es el caso de los focos comunes), de este modo se reduce la pérdida de iluminación. Estos focos resisten variaciones de vibración y temperatura y no se rompen fácilmente como las lámparas comunes.
Otra de las ventajas de las lámparas LED más eficientes es que encienden instantáneamente e iluminan uniformemente sin parpadeos, facilitando el descanso visual. Además, se destacan por tener filtro de radiación electromagnética y pueden ser encendidas y apagadas consecutivamente sin perder su rendimiento.
En resumen, debemos ser conscientes que la transición entre la iluminación tradicional y la de lámparas LED conlleva una inversión inicial mayor, pero en forma inmediata se ven los resultados en el ahorro de energía. Una forma aconsejable para dar este paso es hacerlo gradualmente, empezando por cambiar las lámparas en las habitaciones que más tiempo ocupamos y luego en las demás.