En una entrevista laboral has de mostrar tanto tus habilidades como tu personalidad. Aunque consigas el puesto o no, la impresión que dejes en la empresa será importante de cara a un futuro no demasiado lejano, para ello procura cumplir un par de “tips” que te asegurarán, sino el trabajo, una impresión perfecta e idónea como profesional.
En primer lugar, y aunque parezca obvio, deberás de ir vestido acorde al ámbito empresarial al que te presentas. De igual modo que no se imagina una entrevista para un bufete de abogados sin una corbata, el traje quedará totalmente relegado en un encuentro en el que te postulas para ser comercial. Hay que saber diferenciar cuál es el “dress code”.
De igual modo, nunca llegues tarde a una entrevista laboral, pero tampoco demasiado temprano. Lo aconsejable es llegar a las inmediaciones de la empresa 20 minutos antes, para encontrar la oficina con tiempo y prepararte un buen saludo.
Tampoco has de olvidar la confianza en casa, en más de un sentido: procura entablar un ambiente amable y que haga ver lo abierto que puedes ser, además de tener la autoconfianza suficiente como para no dejar de mirar a los ojos al reclutador. Una imagen segura vale más que cualquier promesa laboral.
Preguntar de forma acertada es un factor clave en el cara a cara. Para ello, no lances cuestiones que puedan dejarte a entrever que no tienes ni idea de la corporación o que te hacen sentir desubicado: “¿Qué esperan de mí?” o “¿Cómo podría ascender una vez contratado?” son algunas buenas opciones.
Por último no olvides ser educado y dar las gracias al final de la conversación, sin importar por qué derroteros haya ido la entrevista. Una tarjeta de contacto pulcra puede ser el broche perfecto para lo que podrías ser tu trabajo de forma inminente.