No es difícil encontrar un jefe que quiera que hagas más trabajo de la cuenta, especialmente ahora que las plantillas están sufriendo recortes debido a la crisis, pero has de saber decir que “no” cuando es necesario. Si eres de aquello a los que les cuesta dar una negativa, a continuación te damos unos consejos para manejar las situaciones en las que tu cabeza se inclina por el “no” pero tu jefe te incita al “sí”.
Tómate tu tiempo para responder: Antes de decir que sí, piensa bien si te va a dar tiempo a realizar lo que te han pedido, si entra dentro de tus funciones y qué vas a ganar con ello si se trata de un “favor”. A veces un “no” a tiempo puede salvarnos de un buen berenjenal.
Ofrece una alternativa: Si no puedes hacer aquello que te piden, trata de ayudar a quien te ha reclamado para la tarea. Si es por falta de tiempo, puedes proponer otra fecha de entrega, si es por otras cuestiones, pregunta, quizá puedas ayudar de otra forma.
Dilo en persona: Una negativa por e-mail puede quedar demasiado fría y ser malinterpretada. Si tienes que decir, que no, trata de que sea cara a cara, o al menos por teléfono. Los gestos y el trono de voz pueden dar mucha información y favorecerte.
No des detalles: No trates de excusarte. Si dices que tienes otra cosa que hacer, tu jefe tratará de quitar hierro a esa otra tarea magnificando la que él te pide que, por otra parte, siempre va a ser más “urgente”. Cuantas menos explicaciones, mejor.
Sopesa si te conviene hacer lo que te piden: Si resulta que decir que sí te va a costar sacrificar otra cosa que, por lo que sea, te interesa más, no lo hagas. Antes de dar una respuesta, valora si te conviene más aceptar o negarte.
Establece prioridades: Si tienes un proyecto entre manos y tu jefe te encarga otro, antes de negarte plantéale la situación de conflicto que se te presenta y qué es lo que puedes priorizar. Quizá puedas llegar a un acuerdo. Antes de tirarte a la piscina, mira si tiene agua.
No te infravalores: Dar una negativa no es ningún crimen. No eres peor profesional por no tener tiempo y tener que decir que “no”. Si respondes autodespreciándote, lo más posible es que te respondan adulándote y entonces te veas obligado a cambiar de opinión. Cuidado.