Un fracaso laboral puede deberse a diversas razones: una mala inversión, una organización nefasta o un capital mal enfocado. A menudo las personas deciden invertir todo su tiempo y dinero en un proyecto que puede que no le esté dando los frutos correspondientes, en ese caso, ¿hay que seguir intentándolo?
Antes de dar por fracaso nuestro proyecto debemos de atender a tres cuestiones vitales en nuestro trabajo. Así, los emprendedores deberían preguntarse.
¿Cuál es tu destino?
Probablemente tu negocio haya fallado porque no has sabido darle el enfoque necesario, y esto se debe a que ni tú sabías cuál era.
El target comercial es la piedra angular de nuestro negocio, definirlo hará ver los objetivos más claros y los resultados asequibles.
¿Te estás valiendo de las herramientas necesarias?
Es posible que hayas enfocado bien tu idea de negocio, pero, ¿la metodología para darte a conocer es la correcta? Hablamos de algo más que una fan page en Facebook.
Quizás las herramientas que nos rodean sean menos útiles de lo que creemos y necesitemos otras bien distintas.
¿Has pedido ayuda a profesionales?
Algo vital es profesionalizar cada ámbito de nuestra empresa con personas que sepan qué hacen. No vale de nada tener una cuantía generosa para invertir en publicidad si luego no sabemos cómo hacerlo.
Es en ese momento cuando debes pedir ayuda. Esta puede ser fiscal, publicitaria, 2.0 o incluso psicológica si notas que la idea te supera.