Nos gusta conocer todo lo que concierne al mundo del motor. Nos encantan las filtraciones porque no nos gusta eso de mordernos las uñas, pero lo cierto es que cuando un trabajo se lleva tan en secreto y se presenta de golpe y porrazo, la expectación que se genera es monumental. El fabricante británico de deportivos ha conseguido centrar la atención del Salón del Automóvil de Ginebra con un prototipo totalmente desconocidos por todos. Ante vosotros el Aston Martin DBX.
Pero sin duda, esta genial estrategia diseñada por los ingleses no hubiera funcionado igual si la naturaleza del modelo fuese normal y corriente, es decir, a lo que nos tiene acostumbrado la firma de Gaydon, deportivos con motor de combustión interna por detrás del eje delantero como lo son el Aston Martin Vantage GT3 y el Aston Martin Vulcan. El modelo hoy presentado es un crossover eléctrico, un prototipo que muestra un concepto parecido al Volvo S60 Cross Country en cuanto a mezcla de especies.
Pero su carrocería coupé de dos puertas sobreelevada no es lo único que llama la atención, ni su posible luz verde para producción. Muy interesante resulta la tecnología que emplea este prototipo. El Aston Martin DBX hace gala de cuatro propulsores eléctricos alimentados por baterías de sulfuro de litio y situados en los bujes de la ruedas, de un equipo de frenos carbocerámicos con sistema de recuperación de energía y de un sistema de dirección mecatrónico, es decir, que no hay conexión directa entre el volante y las ruedas.
Si abrimos las puertas de esta sorpresa, veremos un habitáculo muy futurista con un puesto de conducción muy minimalista. El crossover eléctrico de Aston Martin ofrece cobijo para cuatro pasajeros en finos y deportivos asientos tapizados en cuero nobuck. Ofrece una serie de pantallas (cuadro de instrumentos y consola central) donde se proyectan las imágenes de los retrovisores, que son sustituidos por cámaras, y hace uso de un sistema de de atenuación automática de los cristales.