Aumentar nuestra eficiencia en la oficina puede ser una de las tareas más costosas que podemos ponernos como meta. Pero es posible ser más eficiente si usamos todas las herramientas que tenemos a nuestro alrededor y, sobre todo, si ponemos todo de nuestra parte para que así sea.
1. Utiliza todos los programas y herramientas que faciliten tu trabajo: nuevas aplicaciones, programas que desconocías y algún compañero puede explicarte… la tecnología nos ha ayudado muchísimo en los últimos años, no te cierres a ella.
2. Delega con total confianza, sin miedo y con tareas concretas. ¿Por qué te cargas de trabajo cuando hay personas que desean echarte una mano?
3. Las tareas de una en una, enfócate y no pares hasta lograrla. Tener muchos frentes abiertos reduce la eficiencia notablemente.
4. Di “no” cuando sea necesario, de lo contrario te encontrarás con una carga de trabajo a la que no podrás hacer frente y te despedirás de cualquier tipo de eficiencia o productividad.
5. Deja las cosas preparadas para el día siguiente antes de irte, ahorrarás muchísimo tiempo a primera hora, que es cuando más despejados y concentrados estamos. No pierdas el tiempo en ese momento ordenando y dedícate a ponerte “manos a la obra”.
6. Optimiza tus tiempos de descanso, aprovéchalos y sácales todo el partido que puedas para evitar quitarte tiempo de trabajo después.
7. Evita distracciones como las redes sociales o Whatsapp en el trabajo a menos que estés en un descanso o a la hora de la comida. En ellas se sabe cuándo entramos pero no cuándo salimos.
8. Prioriza los emails para ser más eficiente a la hora de responderlos o mandarlos directamente a la papelera.
9. Nada de reuniones inútiles, evítalas si quieres ser eficiente. Convoca o acude sólo a aquellas que pueden ser relevantes y no mera rutina.
10. Mantén una comunicación fluida para que el trabajo sea dinámico y no pare.