En la primera jornada del Seminario Vitivinícola Argentino-Australiano -que se realiza desde ayer en el Bureau Palmares de Mendoza hasta el 1 de junio, quedó en claro que los australianos exageraron el entusiasmo de su expansión productiva y exportadora y ahora afrontan una crisis de superproducción y mercados internacionales acotados que los ha obligado a replantear sus estrategias de mediano y largo plazo, en busca del equilibrio perdido.
En el 2006 dejaron casi el 20 % de su cosecha en las cepas y este temporada una intensa sequía los ha “ayudado” a una depuración natural que, sin embargo, los ha obligado a darse una estrategia de mediano plazo para reordenar sus expectativas.
Rod Walter y Michael Garfield -de la delegación vitivinícola australiana- explicaron ayer en el seminario organizado por la Secretaría de Ciencia y Técnica, el INTA y el INV, que los planes de expansión productiva y exportadora que tenían previsto alcanzar originalmente en el 2025, en realidad los consiguieron en el 2002 -tuvieron exportaciones por 1.000 millones de dólares- pero a partir de ahí se encontraron con una superproducción en hectareaje y rendimientos, que no se compadeció con los mercados exteriores a los que habían apuntado gran parte de su estrategia.
El mundo se tornó muy competitivo y aparecieron nuevos protagonistas que le disputaron protagonismo, complicándole la celeridad de sus estrategias. De hecho, en 20 años, entre 1986, cuando arrancaron con sus planes de expansión, pasaron de 43.000 hectáreas en producción a 158.300 en el 2005 y de exportaciones que rondaban los 20 millones de dólares australianos en aquellos tiempos, pasaron a la friolera de 2,8 millones de dólares australianos en el 2004.
La expansión fue espectacular. Según los expositores, de las casi 2.000 bodegas australianas que operan, en realidad son 16 las que concentran la mayor actividad exportadora (casi el 75 % del total) y el mercado interno está rondando actualmente los 28 litros per cápita, un poco menos que el de la Argentina. El 98 % de los viñedos australianos está mecanizado y reconvertido y producen anualmente alrededor de 1.400 millones de litros de vinos, el 55 % tintos y rosados, donde imperan el Syrah, Cabernet, Merlot y Pinot y el 44 % blancos, donde manda claramente el cotizado chardonnay australiano que les ha hecho ganar lugares en las vidrieras del mundo.
Si bien producen uva de mesa y también pasas, los australianos -a diferencia de los argentinos- no cuentan con la alternativa reguladora de la industria del mosto.
Los australianos recordaron ayer que en el 2006 optaron -en lugar de subsidiar- por dejar en las cepas casi el 20 % de los racimos, para tratar de equilibrar la superproducción a la que habían arribado. Luego, la intensa sequía -que aún se mantiene- sumó una auto regulación natural. Sin embargo, ya se han dado planes estratégicos para reordenar -en base a calidad, tecnología, capacitación y análisis de mercados- sus previsiones de futuro.