Camino. La historia de la compañía de origen brasileño está ligada a una pareja dispareja: Marina Silva, ex candidata a la presidencia, y Guilherme Leal, multimillonario y copresidente de la firma de belleza.
A primera vista, parecía una pareja dispareja: la ex recolectora de caucho y candidata presidencial, Marina Silva, y el multimillonario copresidente del grupo de belleza Natura, Guilherme Leal. Sin embargo, Silva no tiene otra cosa más que elogios de su ex compañero de fórmula en las elecciones de 2010, quien esta semana firmó un acuerdo para comprar Avon por 2 mil millones de dólares (mdd).
“En una sociedad donde los que tienen dinero y prestigio creen que pueden usar el prestigio y el dinero para apropiarse del poder político, su buena actitud solo da fe de lo exitosa que fue mi elección de él como vicepresidente”, dijo. Juntos, obtuvieron 19 millones de votos y alcanzaron el tercer lugar en una elección muy disputada.
Una cosa los unía: el medio ambiente. Lo que se dice en los círculos empresariales brasileños es que las credenciales ecológicas de Leal —la reputación de Natura se basa en la sustentabilidad— lo convierten en una cara amistosa del capitalismo.
Natura, que registró ingresos netos de 2 mil 900 millones de reales (718 mdd) en el primer trimestre, comenzó en 1969 cuando Luiz Seabra y Pedro Passos abrieron una pequeña tienda de cosméticos en una calle de gama alta en Sao Paulo. Una década más tarde, después de perder su trabajo como superintendente en la compañía ferroviaria estatal de Sao Paulo, Leal, que conocía a Seabra, se unió a ellos con casi todo el dinero que tenía por la venta de un terreno.
En la actualidad, después de comprar Aesop en 2013 por 71 millones de dólares, The Body Shop en 2017 por mil 200 mdd y ahora esta semana Avon por 2 mil millones, los tres son copresidentes y accionistas mayoritarios del cuarto grupo de belleza más grande del mundo. “Luiz Seabra es el fundador que tiene la pasión por la belleza y las relaciones; Pedro Passos es mucho más que un hombre de mercados”, dijo un ejecutivo de la compañía.
Pero fue Leal quien “fue clave para transformar los desafíos que enfrenta el mundo en oportunidades de negocios, subrayando toda su idea de que una empresa puede ser una fuerza para el bien”, agregó esta persona.
Su pasión por la selva tropical —su padre era del estado amazónico de Pará— fue un motor importante para esto. “Tenemos la fuerza del Amazonas, que es una marca que todos conocen”, dijo Leal al Financial Times.
“Tenemos una relación de mucho tiempo con el Amazonas con el uso sostenible de sus activos; durante más de 20 años hemos sido la empresa más conectada con la región”, agregó. Justo antes de la fiebre de adquisiciones, Leal dijo que quería que la compañía —entonces Natura Cosméticos— aumentara la cantidad de ingredientes de origen amazónico que utiliza de 10 a 30 por ciento para 2020.
De hecho, la selva amazónica produce una gama prometedora de productos cuyos aceites y aromas se pueden extraer para productos de belleza. En cierto momento, la búsqueda de Natura fue trabajar con comunidades dispuestas a formar asociaciones para crear las economías de escala necesarias para que el cultivo y la recolección de nueces o frutas sea rentable. En algunos aspectos, su propio margen de utilidades solía depender de la comercialización de esos insumos.
Aparte de un pequeño grupo de empresas brasileñas, el concepto de la selva amazónica como fuente de productos seguros es relativamente nuevo en el país más grande de América Latina, que está acostumbrado a darle más valor a los productos y marcas importados sobre los nacionales.
“Guilherme tiene eso, y mucho”, dijo un socio de negocios cercano. Sin embargo, Leal recuerda que tuvo tensiones con ciertos grupos étnicos hace años. Una vez se le pidió que saliera de una comunidad “casi con arcos y flechas apuntándome”.
Fue un proceso de aprendizaje y para él la pregunta de cómo explotar el Amazonas para mejorar los medios de vida de sus residentes y dejar el bosque intacto es uno de los grandes problemas que enfrenta Brasil en la era moderna, especialmente cuando la selva, dicen los críticos, está bajo la amenaza de la flexibilización de las protecciones ambientales bajo el régimen del nuevo presidente de derecha de Brasil, Jair Bolsonaro. “Esto es una preocupación”, dijo.
Antes de las elecciones presidenciales del año pasado, Leal firmó una carta junto a artistas e intelectuales en la que calificaron a Bolsonaro como una “amenaza” para el “patrimonio de la civilización” de Brasil.
Sin embargo, su propia participación en la política tuvo un precio: quedó atrapado en un escándalo por los fondos de campaña presuntamente llegaron de Adelmário Pinheiro, ex presidente de la empresa de construcción OAS, que se vio envuelto en un gran caso de corrupción. Leal negó algún delito y dijo que nunca volverá a la política de partidos.
Nacido en Santos, Leal, de 69 años, estudió administración de empresas en la Universidad de Sao Paulo y un conocido lo describe como “urbano con intensidad”. Es miembro de la junta del Fondo Brasileño para la Biodiversidad, la Fundación Mundial para la Vida Silvestre en Brasil y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, una iniciativa de sustentabilidad. También fundó el Instituto Arapyaú, que se enfoca en promover la “economía verde”.
El afable señor Leal se encariñó con a fallecida fundadora de The Body Shop, Anita Roddick. Después de comprar su compañía, él dijo que ambos estaban “buscando construir un nuevo capitalismo donde las compañías ayuden a construir una sociedad mejor”. Los ejecutivos dicen que no es un insípido chico modelo ecológico de Natura, en su lugar, está “muy presente en todos los tratos”.
La adquisición de empresas extranjeras le permitió a él y a sus cofundadores crear una presencia más global para Natura. “Hay un espacio en el mundo para Brasil”, dijo. “Brasil necesita globalizarse. De hecho, en la actualidad hay muy pocas marcas minoristas brasileñas con relevancia mundial. Esperamos ser una de los primeras”.
A primera vista, parecía una pareja dispareja: la ex recolectora de caucho y candidata presidencial, Marina Silva, y el multimillonario copresidente del grupo de belleza Natura, Guilherme Leal. Sin embargo, Silva no tiene otra cosa más que elogios de su ex compañero de fórmula en las elecciones de 2010, quien esta semana firmó un acuerdo para comprar Avon por 2 mil millones de dólares (mdd).
“En una sociedad donde los que tienen dinero y prestigio creen que pueden usar el prestigio y el dinero para apropiarse del poder político, su buena actitud solo da fe de lo exitosa que fue mi elección de él como vicepresidente”, dijo. Juntos, obtuvieron 19 millones de votos y alcanzaron el tercer lugar en una elección muy disputada.
Una cosa los unía: el medio ambiente. Lo que se dice en los círculos empresariales brasileños es que las credenciales ecológicas de Leal —la reputación de Natura se basa en la sustentabilidad— lo convierten en una cara amistosa del capitalismo.
Natura, que registró ingresos netos de 2 mil 900 millones de reales (718 mdd) en el primer trimestre, comenzó en 1969 cuando Luiz Seabra y Pedro Passos abrieron una pequeña tienda de cosméticos en una calle de gama alta en Sao Paulo. Una década más tarde, después de perder su trabajo como superintendente en la compañía ferroviaria estatal de Sao Paulo, Leal, que conocía a Seabra, se unió a ellos con casi todo el dinero que tenía por la venta de un terreno.
En la actualidad, después de comprar Aesop en 2013 por 71 millones de dólares, The Body Shop en 2017 por mil 200 mdd y ahora esta semana Avon por 2 mil millones, los tres son copresidentes y accionistas mayoritarios del cuarto grupo de belleza más grande del mundo. “Luiz Seabra es el fundador que tiene la pasión por la belleza y las relaciones; Pedro Passos es mucho más que un hombre de mercados”, dijo un ejecutivo de la compañía.
Pero fue Leal quien “fue clave para transformar los desafíos que enfrenta el mundo en oportunidades de negocios, subrayando toda su idea de que una empresa puede ser una fuerza para el bien”, agregó esta persona.
Su pasión por la selva tropical —su padre era del estado amazónico de Pará— fue un motor importante para esto. “Tenemos la fuerza del Amazonas, que es una marca que todos conocen”, dijo Leal al Financial Times.
“Tenemos una relación de mucho tiempo con el Amazonas con el uso sostenible de sus activos; durante más de 20 años hemos sido la empresa más conectada con la región”, agregó. Justo antes de la fiebre de adquisiciones, Leal dijo que quería que la compañía —entonces Natura Cosméticos— aumentara la cantidad de ingredientes de origen amazónico que utiliza de 10 a 30 por ciento para 2020.
De hecho, la selva amazónica produce una gama prometedora de productos cuyos aceites y aromas se pueden extraer para productos de belleza. En cierto momento, la búsqueda de Natura fue trabajar con comunidades dispuestas a formar asociaciones para crear las economías de escala necesarias para que el cultivo y la recolección de nueces o frutas sea rentable. En algunos aspectos, su propio margen de utilidades solía depender de la comercialización de esos insumos.
Aparte de un pequeño grupo de empresas brasileñas, el concepto de la selva amazónica como fuente de productos seguros es relativamente nuevo en el país más grande de América Latina, que está acostumbrado a darle más valor a los productos y marcas importados sobre los nacionales.
“Guilherme tiene eso, y mucho”, dijo un socio de negocios cercano. Sin embargo, Leal recuerda que tuvo tensiones con ciertos grupos étnicos hace años. Una vez se le pidió que saliera de una comunidad “casi con arcos y flechas apuntándome”.
Fue un proceso de aprendizaje y para él la pregunta de cómo explotar el Amazonas para mejorar los medios de vida de sus residentes y dejar el bosque intacto es uno de los grandes problemas que enfrenta Brasil en la era moderna, especialmente cuando la selva, dicen los críticos, está bajo la amenaza de la flexibilización de las protecciones ambientales bajo el régimen del nuevo presidente de derecha de Brasil, Jair Bolsonaro. “Esto es una preocupación”, dijo.
Antes de las elecciones presidenciales del año pasado, Leal firmó una carta junto a artistas e intelectuales en la que calificaron a Bolsonaro como una “amenaza” para el “patrimonio de la civilización” de Brasil.
Sin embargo, su propia participación en la política tuvo un precio: quedó atrapado en un escándalo por los fondos de campaña presuntamente llegaron de Adelmário Pinheiro, ex presidente de la empresa de construcción OAS, que se vio envuelto en un gran caso de corrupción. Leal negó algún delito y dijo que nunca volverá a la política de partidos.
Nacido en Santos, Leal, de 69 años, estudió administración de empresas en la Universidad de Sao Paulo y un conocido lo describe como “urbano con intensidad”. Es miembro de la junta del Fondo Brasileño para la Biodiversidad, la Fundación Mundial para la Vida Silvestre en Brasil y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, una iniciativa de sustentabilidad. También fundó el Instituto Arapyaú, que se enfoca en promover la “economía verde”.
El afable señor Leal se encariñó con a fallecida fundadora de The Body Shop, Anita Roddick. Después de comprar su compañía, él dijo que ambos estaban “buscando construir un nuevo capitalismo donde las compañías ayuden a construir una sociedad mejor”. Los ejecutivos dicen que no es un insípido chico modelo ecológico de Natura, en su lugar, está “muy presente en todos los tratos”.
La adquisición de empresas extranjeras le permitió a él y a sus cofundadores crear una presencia más global para Natura. “Hay un espacio en el mundo para Brasil”, dijo. “Brasil necesita globalizarse. De hecho, en la actualidad hay muy pocas marcas minoristas brasileñas con relevancia mundial. Esperamos ser una de los primeras”.
2,000 millones de dólares pagó Natura para quedarse con la empresa de venta directa Avon; 70% se estima incrementen sus ventas.
718 Millones de dólares fueron las ventas que reportó la empresa brasileña durante el primer trimestre del año.
1,200 millones de dólares gastó Natura en 2017 para quedarse con The Body Shop, y otros 71 mdd para hacerse de Aesop.
100 países será el alcance que tendrá Natura con la compra de Avon; además de que contará con 6.3 millones de consultoras.
Fuente: Milenio