Desde que en octubre de 2008, la quiebra de Lehman Brothers hiciera saltar las alarmas sobre la gravedad de la crisis, mucho se ha discutido acerca de la forma de enfrentarla. La mayor parte del debate ha sido realizada por académicos, periodistas, gobernantes y reguladores.
Ahora bien, ¿qué piensan los líderes empresariales acerca de la crisis económica? ¿Qué revelan sus respuestas acerca de la capacidad de sus compañías para sobrevivir y tener éxito a largo plazo?
Para responder a estos interrogantes, en diciembre de 2008, Booz & Company realizó una encuesta a 828 ejecutivos de 65 países de todos los sectores de actividad.
Sus respuestas ofrecen un interesante panorama sobre la forma en que los altos directivos perciben la crisis, cómo creen que deberían responder y cómo lo están haciendo realmente.
Un panorama inquietante en términos de confianza
La confianza en los líderes empresariales parece haberse esfumado. El 40 por ciento manifestó dudas sobre la credibilidad de los planes planteados por los equipos directivos para enfrentar la crisis. Un 46 por ciento se mostró escéptico acerca de la capacidad de los ejecutivos para llevar a cabo el plan, ya sea creíble o no.
Y el escepticismo aumenta a medida que se baja a escalafones inferiores de la cadena de mando.
Entre los directivos que no reportan directamente al CEO, el 51 por ciento expresa algún nivel de duda acerca de la capacidad de los líderes de implementar sus planes. Si bien esto puede deberse, en parte, a la incapacidad de los altos directivos para comunicar la estrategia, está claro estos planes no parecen razonables para muchos de los que deben ejecutarlos.
Respuestas inadecuadas frente a la crisis
Otro dato alarmante de la investigación es que un notable número de empresas están tomando medidas que limitan sus posibilidades de capear con éxito el temporal.
Entre las compañías que ya están experimentando dificultades financieras, dos tercios de los entrevistados considera que todavía no están impulsando medidas para garantizar su supervivencia a corto plazo (como la venta de activos o asegurar la financiación externa).
Por otro lado, las empresas que afrontan la crisis desde una posición de fortaleza tampoco parecen estar aprovechando plenamente las oportunidades de crecimiento que se les presentan, al no impulsar decididamente estrategias de expansión en mercados emergentes, la adquisición de empresas, o invertir en talento.
Hay varias explicaciones posibles para esta falta de reacción.
Algunas compañías se han paralizado por el impacto repentino de la recesión y no tienen claro cómo seguir avanzando.
Otros ejecutivos están esperando para obtener datos e información adicional, con la esperanza de que la crisis sea menos profunda de lo que los indicadores apuntan.
Los directivos de las empresas menos afectadas, que afrontan este período desde una posición de fortaleza, se resisten a ser los primeros en impulsar estrategias menos conservadoras para evitar la sensación de que están actuando precipitadamente.
¿Un exceso de optimismo?
Sorprendentemente, a pesar de las inapropiadas medidas que se están tomando y las dudas respecto al liderazgo, el 54 por ciento de los ejecutivos encuestados cree que la crisis tendrá, en última instancia, un impacto positivo sobre la competitividad de su empresa a medio y largo plazo.
Si bien esta expectativa se registra en todas las regiones y sectores de actividad, los ejecutivos de mercados emergentes son aún más optimistas (59 por ciento).
En este sentido, las empresas no deben olvidar que la recesión cambiará la estructura de muchas industrias y que exigirá respuestas concretas, más allá de controlar los costos y esperar una pronta recuperación de la economía.
El 52 por ciento de los encuestados están convencidos de que la actual estructura de su sector se verá dramáticamente alterada por esta crisis, lo que supone una oportunidad única para redefinir su posición competitiva.
¿Daño colateral? Retraso en los planes de responsabilidad social empresarial
El 40 por ciento de los encuestados considera que tanto las iniciativas de RSE como aquellas relacionadas con las políticas “verdes” se verán considerablemente afectadas por la recesión.
Esta desaceleración será especialmente pronunciada en el transporte (51 por ciento) y la energía (47 por ciento), dos de las industrias donde las iniciativas de RSE tienen mayor impacto.
Los siguientes pasos
Ante esta situación, muchos directivos deberían plantearse la necesidad de ajustar su modo de pensar y actuar para enfrentarse a la crisis en tres grandes direcciones:
1) Realizar un análisis profundo del impacto de la recesión en su sector y la posición de sus empresas. Un auto diagnóstico preciso es fundamental para poner fin al ciclo de acciones estratégicas inapropiadas.
2) Diseñar un plan de acción acorde a la situación de la empresa, que contemple los aspectos fundamentales pero que a la vez tenga en cuenta que es prioritario actuar rápidamente, pues los recursos disponibles pueden verse reducidos a causa de la crisis. En este contexto, es recomendable identificar un conjunto limitado de iniciativas sencillas que tengan el potencial de marcar la diferencia a corto plazo.
3) Comunicar y ejecutar. Es vital que los directivos recuperen la confianza tanto de colegas y colaboradores escépticos como de accionistas reticentes a asumir riesgos inteligentes que permitan a las empresas aprovechar la oportunidad de actuar estratégicamente a largo plazo y mejorar el posicionamiento de cara a los próximos años.