A pesar de que la brecha salarial de género se redujo 12,1 puntos porcentuales entre 1990 y 2014, las mujeres reciben en promedio solo 83,9 unidades monetarias por cada 100 percibidas por los hombres
La Cepal advirtió que las mujeres pueden ganar hasta el 25,6% menos que sus pares masculinos en la región.
Esa situación persiste como obstáculo para la autonomía económica de las mujeres y la superación de la pobreza y la desigualdad en la región, alertó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) a propósito de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
A pesar de que la brecha salarial de género se redujo 12,1 puntos porcentuales entre 1990 y 2014, las mujeres reciben en promedio solo 83,9 unidades monetarias por cada 100 percibidas por los hombres, de acuerdo con datos divulgados por el Observatorio de Igualdad de Género de la entidad.
Una comparación de las “remuneraciones recibidas por ambos sexos según años de estudio” muestra que las mujeres “pueden ganar hasta 25,6% menos que sus pares masculinos en similares condiciones”, detalla el informe, basado en datos recopilados en las encuestas de hogares.
La Cepal analizó el ingreso medio “de mujeres y hombres asalariados urbanos de 20 a 49 años que trabajan 35 horas y más por semana en 18 países de la región”, los comparó “según años de escolaridad y observó su evolución entre 1990 y 2014, constatando la persistencia de importantes diferencias dependiendo del nivel educacional de las personas empleadas”.
En el grupo de mujeres con menor nivel educativo (0 a 5 años de instrucción) se vio la mayor disminución de la brecha (19,7 puntos porcentuales): pasaron de recibir 58,2% del sueldo de los hombres a 77,9 por ciento.
La Cepal atribuyó esa brecha “a la regulación y formalización del trabajo doméstico remunerado, ya que los países han establecido montos salariales mínimos por hora y tiempos máximos de las jornadas de trabajo, y al aumento de los salarios mínimos que rigen para toda la población y su utilización en algunos países para nivelar hacia arriba los ingresos de las personas ocupadas sin calificación”.
La diferencia salarial más alta se presenta en la población de mayor nivel educativo (13 o más años de instrucción), en la que si bien “disminuyó 9,3 puntos porcentuales entre 1990 y 2014, los hombres de este grupo todavía ganan 25,6% más que las mujeres”, indica el estudio.
El organismo regional considera que “la incorporación de mujeres a áreas como ciencia y tecnología, a industrias como la de las telecomunicaciones y a empresas de gran tamaño, puede estar contribuyendo positivamente, aunque todavía sin generar plena igualdad”.
“Ésto significa que la inversión en educación y capacitación profesional de las mujeres no las acerca de forma lineal a los ingresos de los hombres con la misma formación”, señaló la Cepal.
En los niveles intermedios de educación no se modificaron sustancialmente los valores: las mujeres con 6 a 9 años de instrucción pasaron de ganar 70% del salario de los hombres en 1990 a 75,3% en 2014 (una reducción de 5,3 de la brecha) y aquellas con 10 a 12 años de instrucción escalaron de 67,6% a 74,5% (una caída de 6,9 por ciento en la brecha salarial).
“Recibir el mismo salario que los hombres en igualdad de condiciones es un derecho de las mujeres. Es un requisito ineludible para que ellas logren su autonomía económica y para avanzar en la igualdad de género”, afirmó la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.
En el contexto del Día Internacional de la Mujer, cuyo tema de este año es “Por un Planeta 50-50 en 2030: Demos el paso para la igualdad de género”, Bárcena enfatizó: “Nada sobre nosotras sin nosotras”.
Para eliminar la brecha salarial, la CEPAL plantea promover espacios para la negociación colectiva y la participación activa de las trabajadoras en los procesos donde se discuten estos temas.
También propone mejorar los salarios mínimos, pues “fomentan la igualdad especialmente en los sectores con peores remuneraciones; adoptar políticas que permitan mayor corresponsabilidad en el cuidado de personas dependientes (por ejemplo, licencias por paternidad) y asegurar iguales oportunidades de capacitación, ascensos, horas extras y otros compromisos laborales que mejoran la masa salarial.