Coface, la empresa francesa especialista en la gestión, protección y financiación del crédito comercial, presentó los cambios en sus calificaciones de riesgo país. El menor dinamismo en Estados Unidos, las tensiones en los mercados bursátiles y el recalentamiento en ciertos países emergentes constituyen riesgos significativos que llevan a Coface a modificar muchas de sus calificaciones. Se presentan cambios como la vigilancia negativa para Estados Unidos, Estonia y Lituania y reducción de la calificación de Tailandia e Irán. Por otra parte, Georgia ha mejorado su calificación, pasando de D a C.
Coface ha decidido situar bajo vigilancia negativa la calificación A1 de Estados Unidos, debido a varios motivos. En primer lugar, los signos de ralentización económica americana se multiplican (crecimiento del 3,3% en 2006 y previsto del 2,4% para 2007). También las dificultades del mercado inmobiliario residencial son susceptibles de expandirse al conjunto de la economía y afectar al consumo de los hogares. Por último, las dificultades de acceso al crédito para las empresas más frágiles podrían conducir a un aumento de los impagos.
A este respecto, “incluso en un escenario de ralentización leve, Coface prevé un aumento de los impagos del 5%”, advirtió Sylvia Greisman, Chief Economist del Departamento de Riesgo País y Estudios Económicos de Coface.
Por otra parte, el recalentamiento en los Países Bálticos, lleva a Coface a situar bajo vigilancia negativa las calificaciones de Letonia (A2) y Estonia (A3).
Tras el descenso de la calificación de Hungría, la zona del centro y este europeo, presenta aún elevados riesgos a corto plazo. Letonia y Estonia muestran claras señales de recalentamiento, ligadas a un aumento significativo del crédito. Las tasas de crecimiento en ambos países alcanzaron niveles record el año pasado (+12% y +11,4% respectivamente). Al mismo tiempo, los desequilibrios se han exacerbado, haciendo que estas economías sean más vulnerables a una crisis de tipo cambio y/o a una marcada ralentización en la actividad económica. Así, en Letonia, donde circulan rumores de devaluación, el déficit de cuenta corriente ha alcanzado un 20% del PBI. Estonia, por su parte, tiene un déficit del 14% del PBI. Además, las empresas de estos países se enfrentan a un endeudamiento de divisas elevado.
En cambio, Coface no ha modificado la calificación de Lituania, que se muestra mejor preparada que sus vecinos para resistir el movimiento de desconfianza que se extendería al conjunto de Países Bálticos.
Por el contrario, y aunque con un nivel de riesgo más elevado, la calificación de Georgia ha mejorado de D a C, debido a un crecimiento que sigue siendo vigoroso (con un 9% en 2006 y perspectivas de sobrepasar el 7% en 2007) y a la reducción de su dependencia de Rusia. Desde la perspectiva del clima empresarial, Georgia ha protagonizado la mayor mejora de los países emergentes, según el Banco Mundial, aunque la corrupción sigue siendo elevada.
Mientras tanto, la calificación de Tailandia ha descendido de A2 (bajo vigilancia negativa) a A3 debido al deterioro de la situación económica y del clima político, que están afectando el ambiente de negocios. La demanda interna se desaceleró claramente a fines de 2006 y el crecimiento esperado para 2007 es inferior al alcanzado en 2006 (4% frente al 5% de 2006). La degradación de la situación política se produce en un contexto de pérdida de competitividad de las exportaciones tailandesas, debido a la apreciación del Baht y a la competencia china. Las exportaciones de electrónica, en particular, podrían sufrir una baja en la demanda desde América. En relación al comportamiento de pago de las empresas, Coface no observa degradación alguna por el momento, pero el contexto actual hace que las empresas sean más frágiles.
Por último, la calificación de Irán ha pasado de B a C. Una política presupuestaria radicalmente expansionista y el posible descontrol del gasto público en 2007, conducirían a la aparición de un déficit presupuestario. La actividad ha sido empujada por el gasto público, que es el sostén del consumo de los hogares pero que se acompaña de un elevado nivel de inflación (17%). Las tensiones con la comunidad internacional relativas al tema nuclear y a las restricciones impuestas por la ONU en diciembre de 2006 perjudican el clima empresarial y desalientan las inversiones. Además, la creciente cautela mostrada por los bancos extranjeros y la falta de financiamiento local, probablemente afecten el comportamiento de pago de las empresas.