¿Has sentido rabia alguna vez porque se han negado a darte un servicio o producto porque “no calificas”?. ¿Te ha hablado un cliente de una manera que consideras inapropiada y has querido responder igual o peor porque sientes que no lo mereces?
No te angusties, todos hemos pasado por esas experiencias emocionales que nos dan deseos de “soltar todo y largarse” como dice la canción.
Sí, son experiencias 100% emocionales porque en este momento lo que está pasando está dentro de ti y no fuera como generalmente pensamos. La situación es desagradable porque nosotros la convertimos en desagradable. Queda en nuestra memoria tanto tiempo como se lo permitimos y ese mismo tiempo permanece dictándonos formas de comportamiento erróneo.
Permíteme explicarme mejor con una historia:
Recientemente necesitaba comprar en una compañía distribuidora exclusiva de cierto producto. Al momento del pago, decido elaborar un cheque puesto que es la forma en que pago a todos mis suplidores. Pero hubo un problema, el encargado de contabilidad me explicó que no podía recibir mi cheque porque mi historial de compras en la empresa era prácticamente nulo.
Imagínense como me sentí en ese momento. Tuve deseos de hablar con el dueño del negocio a quien conozco hace algunos años, de escribir un artículo sobre el mal servicio al cliente, de hablarle a todos mis colegas sobre este maltrato, pero NO, me controlé, me despedí y decidí volver luego con el dinero en efectivo.
Ahora, te preguntarás ¿Por qué hice esto?, simplemente porque las otras actitudes no me habían funcionado en el pasado y quería probar algo diferente. ¡De algo tenían que servir todos esos libros de autoayuda y seminarios sobre manejo de conflictos!
Volví al día siguiente con el dinero y la decisión de hacer un historial de compras que me permitiera optar por la compra vía cheque más adelante. Así lo hice durante los siguientes meses y, cuando lo consideré oportuno, volví a solicitar que me evaluaran para poder pagar de esta forma lo cual fue aprobado sin mayores inconvenientes.
¿Qué pasó aquí?
Pude enfocarme en una meta que estaba más allá de los resultados inmediatos, más allá de las emociones que siempre son pasajeras y no aportan mucho en el manejo de conflictos.
Esto es aplicable a todos los aspectos de nuestra vida, el enfoque puede cambiar los resultados a nuestro favor o en nuestra contra. Enfocarnos en los resultados negativos del presente o en nuestras experiencias del pasado, nos estanca y no nos permite avanzar a niveles superiores.
¿Quiere decir entonces que no debemos manifestar nuestras emociones?
De ninguna manera, más bien se trata de canalizarlas adecuadamente. Regularlas y no dejarnos controlar por ellas. El control siempre debe ser nuestro, no importa lo que pase en nuestro entorno. Y esto, indudablemente nos garantizará el éxito.