Algunas ideas para implementar una estrategia de ahorro en un renglón que no se puede evitar: la comida.
La primera idea es elegir muy bien el supermercado. Todos sabemos que los hay más caros y más baratos. Pero las ofertas están hechas para confundir. Los lunes dos por uno aquí, los martes descuentos allá, los miércoles descuentos con determinada tarjeta en otro lugar. Si tuviéramos todo el día para hacer esas comparaciones seguramente ahorraríamos mucho porque iríamos al lugar adecuado cada día de la semana con la tarjeta correspondiente.
Pero no es así, no tenemos tanto tiempo. Por eso, lo mejor es tratar de ir siempre a un lugar donde generalmente los precios son más bajos todos los días.
Lo segundo a tener en cuenta es que la visita al supermercado no es un paseo. Por eso hay que ir con la lista de las necesidades, comprarlas y retirarse. En el momento mismo en que miramos alrededor para ver qué hay de interesante ya caemos en la tentación de comprar algo que no habíamos pensado y, lo peor, que no necesitamos. La famosa compra por impulso, nada conveniente para tiempos de crisis. Entonces, cuando menos tiempo estemos en el supermercado, menos dinero gastaremos.
Si tenemos la tarjeta del lugar, es que nos permite aprovechar los descuentos del día, no debemos olvidarla nunca.
Otro detalle importante es aprenderse bien la disposición de las cosas en el local. Saber con exactitud dónde está cada una de las cosas que vamos a comprar es importante para no gastar en cosas superfluas que se van encontrando mientras buscamos lo que necesitamos. No es mala idea hacerse un diagrama mientras uno camina por las góndolas. El dibujo servirá para referencia futura y para memorizar dónde están las cosas.
Mirar siempre el volante del supermercado con las ofertas del momento. Casi todos los supermercados tienen la oferta del día que comunican a los clientes en el volante que exhiben a la entrada. Vale la pena perder un minuto leyéndolo porque eso sí sirve para alterar un poquito la lista que llevamos. Si la oferta vale la pena y se refiere a un artículo que necesitamos, aunque no sea para ese día, está justificada la compra por la rebaja inesperada.
Otra cosa que conviene hacer es un plan de comidas para organizar la compra de lo necesario. Si no se hace esto, invariablemente tendremos que salir a comprar lo que falta donde sea y al precio que sea. Decidir las recetas con anterioridad ayuda a ahorrar en la compra.
Otro camino es al revés: mirar el volante, ver qué ingredientes están en oferta y decidir la una comida por día para aprovechar las diferentes ofertas. Todas las compras entonces serán alrededor de ese plan de comidas trazado en la puerta del supermercado. Como ya conocemos dónde está cada cosa, vamos directo y sin pérdida de tiempo. Todo lo de heladera junto, todo lo de freezer junto y todo lo de almacén junto.
Todo eso significa menos compras por impulso, menos gasto y menos tiempo perdido en compras.