En las organizaciones es habitual encontrar equipos en los que recurrentemente hay problemas. Justamente, uno de los aspectos es la dificultad para pedir.
Poder pedir ayuda, poder delegar, es una de las competencias fundamentales ya que es la base de la capacidad de la coordinación de acciones.
Muchas veces ocurre que mientras alguna persona del equipo cree estar pidiendo, el que escucha no escucha pedidos sino que sólo afirmaciones o declaraciones. Por ejemplo: “Necesito el informe para el jueves”, “Alguien dejó la puerta abierta”, “¿Podés hacerte cargo de conversar esto con Carlos?” o “Este cheque espera firma” son algunos de los ejemplos que usamos cuando pedimos.
Todo pedido bien hecho establece acciones concretas para ser ejecutado, lo que sucede entonces en estos casos es que en ninguno de ellos la acción es pedida con claridad.
Si las observamos, en la primera frase lo que encontramos es un verbo que indica necesidad. Este caso es ambiguo y no incluye una acción concreta de pedido; entonces, el que escucha puede no escuchar un pedido y sí entender que el otro está hablando solamente de una necesidad.
En el segundo caso, lo que encontramos es un verbo de posibilidad, sin un pedido concreto; entonces el otro podría simplemente contestarme “Sí, puedo”. En el tercer caso, tampoco hay un pedido sino una descripción de un hecho.
Todo pedido bien hecho establece entonces acciones concretas a ser ejecutadas. Por ejemplo, si digo “Por favor, hablá con Carlos por teléfono”, “Escribime este informe” o “Diseñá una estrategia de marketing”, estos verbos nos indican una acción concreta a ejecutar. También, puedo decir “Por favor, te quiero hacer un pedido…”
En este caso, la persona escucha claramente y espera el pedido que le voy a hacer.
Me he encontrado en los grupos de coaching con personas que no piden, que no saben pedir o que han decidido en sus vidas no pedir. El pedir nos permite expandirnos y, fundamentalmente, coordinar acciones con otros.
Las organizaciones deben coordinar acciones con clientes, autoridades, proveedores y otras empresas para generar negocios. Las competencias para coordinar acciones dentro de la organización y dentro de los equipos de trabajo son fundamentales para el desempeño ya que cuando el trabajo se divide luego es necesario articularlo para un adecuado funcionamiento a fin de alcanzar los objetivos buscados.
Hoy las personas pueden ser muy competentes en su profesión pero si no lo son en la coordinación de acciones se verá resentido el desempeño de la organización, ya que sus integrantes son responsables por la tarea de coordinación de acciones dentro de la misma. Para que esto ocurra, es fundamental poner atención en el dominio de las promesas o compromisos. .
Para que haya una promesa o un compromiso, tiene que haber un pedido o una oferta más una declaración de aceptación. Sin esta declaración de aceptación, no hay compromiso, por lo tanto no tenemos derecho a reclamar cuando alguien no cumple.
Puedo haber hecho una oferta de mi producto pero si el cliente no me dice que acepta mi oferta, y yo de todos modos envío el producto, seguramente me lo enviará de vuelta, no teniendo yo derecho al reclamo ya que él nunca manifestó su aceptación.
Esto nos ocurre muy frecuentemente dentro de las organizaciones y en los equipos de trabajo cuando, frente a un pedido o una oferta, no hay una declaración concreta de aceptación. Además, es importante cuando pedimos algo poner fecha y horario de entrega específicos, por ejemplo, si el cliente nos dice “la semana que viene”, preguntar por el día y la hora en que eso se va a concretar.