La integración de nuevas generaciones a la empresa es un tema complejo, tanto desde lo operativo como desde lo emocional.
En términos operativos, implica imaginar un plan de desarrollo y establecer un lenguaje común con una nueva generación que tiene una manera diferente de comprender la empresa. Y en términos emocionales, planificar la integración de las nuevas generaciones, muchas veces trae consigo el “fantasma” del retiro.
Un error frecuente es entender la incorporación de las nuevas generaciones como un proceso en el cual alguien debe dejar una silla para que otro la tome. Por el contrario, es recomendable llevar adelante el proceso de integración de las generaciones jóvenes, mientras los actuales dirigentes de la empresa se encuentran en la plenitud de sus capacidades de liderazgo y gestión.
Entre las variadas alternativas para gestionar una reinvención de la compañía, existe una que consiste en diseñar y gestionar una nueva posición clave, que derive o promueva el crecimiento del negocio. Así se propiciará un fenómeno de convivencia que, no sólo supera luchas de poder y antinomias estériles, sino que agrega verdadero valor a la compañía y a la relación familiar.
Favorecer la integración de los más jóvenes
Preparar el terreno para que los más jóvenes se integren requiere de una reflexión estratégica, tanto de la empresa como de la familia, ya que se producirán cambios en la organización y en la conducta de los dos sistemas (empresa y familia). Es así que una empresa favorece genuinamente la integración de los jóvenes cuando se organiza y acepta las nuevas iniciativas, brindando un soporte adecuado para que estas maduren y lleguen a buen término o, en su defecto, sean descartados a tiempo para dar paso a otros proyectos acordes con los objetivos de la empresa y con mayores probabilidades de éxito.
De esta forma la creación de equipos de desarrollo de nuevas líneas de negocio, cambios en los métodos y sistemas de información, cambios en los modelos de remuneración y la promoción de diversificación de actividades, pueden estimular la iniciativa de los más jóvenes y, con ello, el crecimiento del negocio.
Pero preparar el terreno para que los más jóvenes se integren requiere de una reflexión estratégica de ambas partes, y sobre todo de las nuevas generaciones a incorporarse en la empresa familiar. A continuación, indicamos 6 puntos de análisis destinados a los más jóvenes:
1- Establecerse metas: Todos tenemos sueños y metas a cumplir. Establézcalas de forma objetiva y organice sus recursos acorde a la realidad de la empresa.
2- Evitar la competencia. Nuestros mayores hacían las cosas distintas a nosotros y a veces parecería que mucho mejor, pero recuerde que usted no compite con sus padres o sus abuelos para saber quién es mejor en el negocio familiar. Cada momento presenta diferentes desafíos y oportunidades. ¡Tiempos nuevos exigen soluciones nuevas! Estas se inventarán y gestionarán con más facilidad si actúa conjuntamente con las otras generaciones.
3- Fomentar la constancia. Por mucho esfuerzo que pongamos en conseguir nuestras metas, serán inevitables los obstáculos. Por mucho amor que nos brinden nuestras familias, en la empresa lo que cuenta son los resultados. Por lo tanto, construir y derribar serán factores con los cuales tendrá que lidiar de forma permanente, sin perder la constancia de lucha y su capacidad de aprendizaje.
4- Evitar los celos. ¿Por qué le ofrece más oportunidades a mi hermana que a mí? ¿Acaso la quiere más? Éstas son cuestiones que permanentemente afectan a los integrantes de la familia empresaria. Más aún si se encuentran en una etapa de incorporación, en la cual no se ha establecido plenamente su lugar. Evite compararse con otros miembros de la familia. En la empresa cuentan los resultados. Busque volver a sus metas para no caer en distracciones que sólo le restarán energía.
5- Favorecer la comunicación. Mantener una comunicación constante con todos los implicados en una iniciativa, se vuelve vital para mantener un rumbo con mayores probabilidades de éxito. Saber abrirnos a las conversaciones difíciles acerca de nuestra nueva posición, contribuirá a que la integración se vuelva cómoda y efectiva, tanto si se trata de cuestiones de negocios como si es acerca de temas personales.
6- Por último… no es necesario estar juntos hasta el final. No es imprescindible continuar en un negocio para el cual no se ha nacido. Si así lo siente, puede ser mejor alejarse cuanto antes; es más fácil para la familia aceptar el retiro de un integrante, que el desgaste y la frustración de una mala relación.