Cómo motivar a las personas y auto-motivarnos, constituye un desafío en el vertiginoso mundo organizacional actual. Si la motivación es un impulso que busca satisfacción mediante la realización de alguna actividad, la concreción de algo o la recompensa por algo, en el difícil contexto corporativo es fundamental saber qué moviliza este impulso y quién lo hace. Por otro lado, es interesante para el ámbito organizacional determinar cuánto impacta en la motivación de un empleado el aumento salarial.
Cabe reflexionar, en primer lugar, si el aumento salarial constituye un factor higiénico para la persona o el grupo en cuestión (por factor higiénico entendemos a aquel que no impulsa la motivación cuando está presente, pero que sí impulsa la desmotivación cuando no lo está).
En este punto hay que considerar las características del destinatario de ese aumento, ya sea una o varias personas: por ejemplo su ubicación dentro de la organización, su perfil, las características de su tarea o su nivel de autonomía… Con esto no queremos decir que en algunos casos, especialmente en aquellos de fuerte inequidad interna, el aumento no sea necesario en forma prioritaria: en muchos casos es necesario, pero no resulta suficiente. Y en la mayor parte de los casos, la falta de aumento constituye la gota que colma el vaso para tomar la decisión de dejar o de cambiar de organización. En otras ocasiones, el aumento salarial solo consigue ganar un crédito de confianza de corto plazo y no logra mejorar la motivación, ya que puede llegar a tapar los verdaderos problemas:
- La necesidad y la búsqueda de sentido en la realización de la tarea.
- El proyecto organizacional y la medida en que es congruente con el personal.
- El pertenecer a un equipo con una visión compartida.
- Que esta visión compartida constituya un propósito significativo a nivel personal para cada persona.
- Que este propósito pueda ser realizado por medio de objetivos definidos, precisos, desafiantes y alcanzables.
- Y, por sobre todo, que se ofrezca un vínculo efectivo con el entorno, con el equipo de pares y – especialmente – con el jefe, dado que el impacto que el líder y su estilo de liderazgo tiene en la motivación de sus colaboradores puede ser mucho mayor que un incremento salarial.
En el entorno laboral, el líder es quien puede generar más condiciones facilitadoras para el desarrollo de una persona y su motivación. Es en este vínculo donde a las personas se nos juegan cuestiones primarias y profundas, y es uno de los factores que más incide en la motivación.
Ahora, cuando hablamos de talentos o altos potenciales, los factores ya mencionados y el vínculo con el entorno (jefe y red laboral) son los factores determinantes. Es decir que en la manera que se da la interdependencia, resulta la posibilidad de generar crecimiento de manera tangible.
El factor de motivación por excelencia es el vínculo y estilo de liderazgo que enfrenta a las personas con sus limitaciones y posibilidades en un círculo virtuoso, en el que se reconoce la incompletitud personal y la realización en la búsqueda de sentido en la tarea.