El mundo entero se vio obligado estas últimas semanas a tomar decisiones importantes, de manera rápida, y pensando en la seguridad de los empleados. Una de las medidas más frecuentes por parte de las empresas, fue la de promover el trabajo remoto entre sus colaboradores por un tiempo prolongado – y hasta en algunos casos, indefinido. Más allá de los desafíos a nivel tecnológico, es necesario que aquellos equipos que no están acostumbrados a trabajar de manera remota se mantengan motivados y contenidos, y que tanto la experiencia de trabajo, como los objetivos del negocio, no se vean afectados.
Considerar el liderazgo virtual de manera diferente al que encaramos cuando el trabajo no es remoto, es un ítem clave para cualquier estrategia de teletrabajo, pero se vuelve aún más importante frente a la situación particular que estamos viviendo como sociedad. Ante un escenario de incertidumbre total, el liderazgo y la información que transmitimos impactan directamente en la tranquilidad de nuestros colaboradores. De hecho, según el informe especial Edelman Trust Barometer: Confianza y Coronavirus, la mayoría de los encuestados asegura que sus empleadores son la fuente de información más creíble sobre el COVID-19, lo cual demuestra el rol protagonista de las empresas en estas circunstancias.
Dicho esto, a la hora de pensar en un liderazgo virtual, es imprescindible pensar en la confianza, un factor que no tiene que faltar en ningún equipo, -ya sea virtual, presencial, o una combinación de ambos- pero su rol se vuelve más relevante cuando el contacto es a través de pantallas. Los líderes deben confiar en las capacidades de los colaboradores y delegar las tareas tal como lo harían si estuvieran sentados uno al lado del otro, empoderando a sus empleados y otorgándoles independencia. Lo mismo corre en el sentido opuesto, los trabajadores tienen que confiar en sus líderes y en que las decisiones que toma son en beneficio del equipo y el negocio.
Mi segundo consejo sería mantener un contacto frecuente con el equipo, no solo para estar al tanto con pendientes laborales, sino también para mantener las conversaciones descontracturadas que se dan orgánicamente cuando compartimos el espacio de trabajo, y así también, continuar impulsando el espíritu de compañerismo. A modo de ejemplo, con mi equipo de SOLA, organizamos para luego de la jornada laboral un happy hour virtual, donde cada uno y desde su casa, se preparaba la bebida que quisiera, y a través de una videollamada podíamos compartir un momento ameno y descontracturado. Mantener la cotidianeidad es un factor que impacta en la motivación, la confianza y el vínculo de un equipo.
A su vez, el teletrabajo trae consigo el desafío de administrar los tiempos. Cada empresa tiene su propia política al respecto: pueden ser horarios fijos de oficina o tal vez horarios flexibles, pero sea cual sea el caso, es importante que los colaboradores no estén conectados más tiempo del que deberían por el simple hecho de tener la tecnología a disposición. Las horas de descanso se deben respetar, cuidando del bienestar del empleado y también pensando en su productividad a largo plazo. Esto también forma parte del liderazgo virtual. El teletrabajo es una herramienta clave para contribuir al equilibrio entre la vida personal y laboral.
Por último, es vital que los líderes se aseguren de que sus colaboradores tengan acceso a la información y recursos que necesitan para llevar a cabo su tarea diaria y, en los casos en los que esto no suceda, saber qué es necesario para que la obtengan.
Trabajar con un equipo de manera virtual requiere invertir dedicación y compromiso de parte de todos los involucrados. También es una gran experiencia de la que podemos llevarnos mucho aprendizaje. Personalmente, disfruto mucho de lo que cada miembro de mi equipo trae a la mesa, y creo que es realmente enriquecedor poder intercambiar vivencias, habilidades y conocimiento. Los invito a aprovechar esta oportunidad que nos fuerza a tener equipos virtuales, para encontrar las virtudes de trabajar en conjunto, pero a la distancia.
Asesoró: María Celeste Garros, Directora Regional de Ventas de Citrix para la región sur de Latinoamérica