Tener un equipo perfecto es el sueño de cualquier empresario, pero rara vez sucede. Comos seres humanos que son los empleados, también tiene problemas, cambios de humor, manías y otras tantas cosas que pueden afectar a su rendimiento. Si un empleado no está trabajando como debiera, lo primero que debes hacer es decírselo cuanto antes. Si te estás preguntando cómo, te adelantamos que las broncas no sirven para nada, nosotros te explicamos cómo puedes gestionar estas situaciones.
Teniendo en cuenta los antecedentes
A todos nos la pueden colar, eso es así, pero a la hora de contratar a una persona hay que ver más allá de la hoja de su currículum. Quizá sea una persona muy formada y capacitada para el puesto, pero si es el rey o la reina del despiste, por ejemplo, puede acarrearte ciertos problemas, y hay cosas que se notan desde el primer momento en que los ves.
¿Y a dónde queremos llegar diciéndote esto? A que te fijes bien en a quiñen contratas. Además, si tienes claro qué cosas no quieres para tu empresa, ¿por qué no estableces una serie de normas y las haces saber desde el minuto cero? Es posible que si una persona no comulga con dichas normas, quizá ni acepte el trabajo y tiempo y disgustos que os ahorraréis ambos.
Con una buena comunicación
Una bronca monumental no soluciona nada, es más, suele empeorar la situación. Quinientos avisos, con algunas personas, tampoco, y es que hay cosas que son difíciles de cambiar, sobre todo si se trata de manías o costumbres de un empleado, pero hablando se entiende la gente. Si alguien no está trabajando como debiera, lo más sencillo es llamarle aparte y hablar sobre la situación.
Siendo comprensivo
Si el empleado te comenta que la situación se debe a una situación puntual y es un empleado que nunca te ha dado problemas, deberás ser comprensivo y tratar de ayudarle. Si el empleado se siente escuchado y valorado, hará seguramente todo lo posible por corregir su actitud. Piensa que, al fin y al cabo, las mentiras tienen las patas muy cortas y si te está mintiendo lleva todas las de perder, empezando por perder tu confianza, la cual es muy necesaria para prosperar dentro de una empresa.
Siendo flexible (pero la justa)
Una vez mantenida la conversación sobre el comportamiento a corregir, si no se dio una fecha límite para enmendarlo y la situación sigue igual, debe haber una segunda que la ponga. Puedes ser flexible, pero no dejar que te ninguneen. Eso sí, una vez puesta la fecha límite, no desveles cual sería el desenlace de la situación en caso de no corregirse el fallo en cuestión. Dar demasiada información puede ir en detrimento de la empresa, ya que el aviso puede interpretarse como una amenaza, dar pie a malentendidos, crear un mal ambiente de trabajo y generar otras situaciones poco deseables y recomendables para el buen fluir de la empresa.