Todos los días nos encontramos con noticias en donde niños, adolescentes y adultos son víctimas de algún delito cometido a través de Internet, las redes sociales o el uso de la tecnología. Esto hechos reavivan la polémica acerca de cómo controlamos y educamos a chicos y grandes sobre el uso que hacemos de la red, y los peligros asociados a ella.
Lamentablemente, hoy en día palabras como grooming, phising, ciberfraude, ciberbullying, ciberacoso, violación de privacidad e identidad en redes sociales, espionaje virtual, y tantas otras, se han vuelto comunes. Y esto ha ido de la mano del crecimiento del “boom” de internet y de la tecnología. Por eso, este fenómeno requiere de usuarios cada vez más responsables; y aquí, el rol de la educación resulta fundamental.
Tampoco podemos ser ingenuos ante la existencia de personas malintencionadas que actúan bajo el amparo de estos medios sociales para cometer delitos. Los peligros en Facebook, correos electrónicos o cualquier otra red social, existen, más aún cuando el medio, a simple vista, sería favorable para la propagación de perfiles falsos.
Entonces, nuevamente se nos plantea el interrogante de cómo podemos detectarlos o controlar las cuentas o perfiles de nuestros chicos. Para esto no existen fórmulas mágicas. Básicamente, se trata de que como adultos seamos capaces de educar a nuestros niños y adolescentes sobre el uso responsable de las redes sociales, chats y correos electrónicos, dando a conocer todo lo que habilita así como también los riesgos que trae aparejados.
Se trata de no hacer nada que en la interacción cara a cara no se pueda hacer:
- Evitar responder correos electrónicos o aceptar solicitudes de amistad de desconocidos,
- Evitar hablar con extraños,
- Mantener la computadora a la vista de los adultos,
- Compartir las contraseñas con los mayores,
- Limitar los tiempos de navegación,
- Evitar compartir datos personales (nombre completo, dirección, teléfono, etc.),
- Contar con un antivirus confiable,
- Usar todos los filtros que nos ofrecen las distintas herramientas,
- Compartir amistad con los menores,
- Impedir que ellos puedan descargar programas y software desde la web (pueden contener virus espías e infectar la computadora).
- Ante cualquier actitud o diálogo sospechoso realizar inmediatamente la denuncia para que actúe la Justicia y con ella un Perito Informático Forense. Éste investigará y analizará las cuentas o dispositivos para reconstruir la actividad que ha habido en ellos a la hora de echar luz ante la existencia, o no, de un delito.
El trabajo del Perito Informático Forense reside en adquirir, preservar, obtener y presentar los datos que han sido procesados electrónicamente, y almacenados en un medio tecnológico (computadora, teléfono celular, GPS). En definitiva, lo que hace es reconstruir la actividad que ha habido en redes sociales, chats, imágenes, últimas conversaciones (públicas y/o privadas), videos, navegación en la web, contactos efectuados por mail, entre otros, en busca de algún indicio que aporte a la causa.