Previo a la declaración de la pandemia a nivel mundial, las organizaciones estaban empezando a asumir que la tecnología ya era un recurso estratégico para afrontar el desafío de la transformación digital. Las medidas adoptadas por el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio tuvo en principio un doble efecto en las empresas: por un lado, puso en evidencia la importancia de la digitalización y la transformación digital – incluso aceleró drásticamente ese proceso- y por el otro, generó un contexto de crisis económica y financiera que hizo más difícil asumir el costo de las inversiones necesarias para afrontar esos proyectos para quienes recién estaban empezando en el camino de la implementación de nuevas tecnologías.
En este contexto y en referencia a la primera reflexión, los líderes de las empresas deberán tener en cuenta que los mercados son y serán distintos. Si existían consumidores que todavía adquirían productos y servicios de forma tradicional, en 60 días casi todos ellos tuvieron algún tipo de contacto con otras formas de comprar y consumir y, por lo tanto, seguramente van a querer adoptar y mantener esos beneficios. Dentro de la compañía, los empleados descubrieron que rinden más y mejor desde sus casas aumentando a su vez la calidad de vida. Sin dudas toda esta situación le dio la oportunidad de “pensar fuera de la caja” a muchas empresas y deberán ser lo suficientemente activas para aprovecharlo.
Respecto a la segunda reflexión sobre las dificultades económicas, tanto los proveedores de tecnología como los clientes deberán asumir un punto de responsabilidad y buscar juntos la forma de llevar estos proyectos adelante. La caída de la actividad es el mejor momento para hacer una implementación ya que habrá gente ociosa en las empresas que puede dedicar tiempo necesario a los proyectos, haciendo que las empresas salgan mejor preparadas de esta crisis.
Adoptar políticas de trabajo home office para la mayoría de los colaboradores es algo en lo que ya se está pensando, que conlleva a un cambio cultural y de procedimiento, para tener activos todos los servicios y áreas de la compañía trabajando normalmente, pero con los empleados desde sus casas. También hay un fuerte operativo desde el área de RRHH de las empresas, para ofrecer recomendaciones y técnicas para mejorar la calidad del trabajo en casa, afianzar la comunicación entre los líderes con el personal, y las reuniones a video abierto para acercar lo más posible a las personas.
Es importante armar un equipo con representantes de todas las áreas para analizar los aprendizajes y las mejoras que se pueden capitalizar de esta experiencia. Sin dudas las empresas han aprendido mucho y están aplicando una nueva forma de hacer las cosas de la mano de la transformación digital, que puede ayudar entre algunos de los beneficios, a cubrir una demanda de trabajo remoto con horarios flexibles en la etapa post pandemia.
Asesoró: Javier Marbec, Director General para la región Sur de América Latina de TOTVS