Si quieres ascender en la jerarquía de la empresa donde trabajas, si buscas simplemente conservar tu actual empleo, o incluso si estás queriendo salir de tu actual empleo, tu jefe directo es muy importante para que consigas lo que buscas. De lo productiva y positiva que sea la relación que mantienes con tu superior directo dependen tu nivel salarial, tus oportunidades de crecimiento y hasta tu tranquilidad emocional. Tu jefe será importante para tu carrera incluso cuando deje de ser tu superior jerárquico, ya que otros lo consultarán respecto de ti.
Es conveniente, por tanto, invertir tiempo y esfuerzo en tener la mejor relación profesional posible con el jefe, más aun si tu deseo es avanzar profesionalmente y acceder a mejores condiciones en la empresa.
A continuación, algunas recomendaciones orientadas a cuidar y mejorar esa relación.
Objetivos y Expectativas
El punto más importante en la relación con tu jefe son las expectativas que se tienen respecto de tus tareas, objetivos y plazos. Nada perjudica más la relación que las expectativas no cumplidas. Debes procurar que lo que tu superior espera de ti, esté siempre totalmente claro, bien definido, idealmente por escrito y entendido a cabalidad por ambas partes. Una descripción del cargo y un documento con objetivos, recursos y plazos es ideal. Si no te proporcionan tales documentos, prepáralos tú mismo y conversa el tema con tu superior.
Si percibes desconfianza por el hecho que solicitas aclarar y establecer por escrito los objetivos, explica claramente que tu intención es cumplir cabalmente con las expectativas.
Sé cauto con los objetivos, no olvides que no sólo deberás cumplirlos, sino que sobrepasarlos.
Busca ayuda en tu jefe, pero no con demasiada frecuencia
Pedir ayuda al jefe, recurrir en busca de guía y consejo, es usualmente una buena actitud ya que muestra que te esfuerzas, que tienes voluntad de aprender y desarrollarte y que valorizas el aporte que tu superior realiza. Sin embargo hay un límite, ya que si tus solicitudes de ayuda son muy frecuentes y repetitivas, tu superior puede llegar a considerar que no tienes las habilidades y destrezas necesarias para la posición que detentas.
Recuerda que un jefe autoritario prefiere ser consultado con frecuencia, en cuanto un jefe participativo prefiere actuar como un consultor ocasional. Analiza el tipo de liderazgo que tu superior ejerce contigo, y utiliza tu buen criterio para saber cuánta ayuda puedes solicitar.
Mantén comunicación frecuente con tu jefe
Las noticias positivas pueden también convertirse en sorpresas desagradables, si no has mantenido a tu jefe siempre informado de lo que ocurre. Informa con prudente frecuencia las novedades. Cuando las noticias son positivas, permite a tu jefe tomar el crédito. Cuando las noticias son negativas, no escondas la información, presenta los hechos y comunica tu plan de acción para revertir los inconvenientes.
Peor que la noticia negativa en sí, es que no hayas entregado la información oportunamente, pues ello coloca un gran signo de interrogación a respecto de tu credibilidad. Siempre informa oportunamente, aunque duela.
Nunca una inexactitud
Si no conoces la respuesta, no inventes. Si no tienes la información, no simules tenerla. Lo mejor en estos casos es pedir tiempo para dar una respuesta exacta, investigar, y luego responder.
Para ganar fama de confiable se necesita mucho tiempo, para dejar de serlo bastan unos pocos segundos. Y quien deja de ser confiable, nunca vuelve a serlo.
Colabora con tu jefe
A todos nos gusta la comodidad. Y nada más apreciado que un colaborador que se preocupa de ayudar más allá de lo formalmente exigido, haciéndonos las cosas más llevaderas. Aprovecha tu contacto con el jefe, entérate de sus obligaciones, desafíos y tareas además de aquellas que tienen que ver contigo, y ofrece tu colaboración de forma discreta, cuidándote de no aparecer como un entrometido, sino como un colaborador sincero.
Recuerda que para llegar allá, hay que recorrer algunos kilómetros extra.
No opaques el brillo de tu superior
No pienses que mostrándote demasiado talentoso conquistarás el favor de tu jefe, antes al contrario, ello puede provocarte graves problemas. Todos padecemos de inseguridad. Haz que tu jefe se sienta siempre confortablemente superior, porque si te conviertes en una amenaza, te ganarás un muy peligroso enemigo. Vigílate y cuida tu propia vanidad, aprende a mostrarte discreto, confiable, pero sin brillar más de lo conveniente. No pierdas oportunidad de elogiar a tu jefe cuando lo merezca. Dale el crédito, menciona su aporte, así reconoces su superioridad. Recuerda que necesitas de su buena disposición contigo.
Siempre calmo
No reacciones defensivamente ante las críticas. Si hay algún descontento o disconformidad por parte de tu jefe, evita el golpe. Mantente tranquilo, sereno, muérdete los labios si es preciso, pero no te defiendas en el mismo momento de la crítica, aunque sea terriblemente injusta, porque sólo aumentarás la tensión. Di que te dedicarás a resolver el problema y hazlo. Espera la oportunidad. Siempre hay un siguiente día y todo puede ser resuelto y mejorar para ti, si mantienes la calma. Porque más allá del problema específico, si te muestras sereno y bajo control, estarás mostrando atributos muy apreciados en un profesional. Una persona serena puede hacerse cargo de los asuntos más importantes y sensibles. Estarás logrando puntos positivos y virando el juego a tu favor.
Recuerda que el que se enoja, pierde.
El jefe difícil
En primer término, examina muy bien la situación. Si esperas encontrar jefes sin defectos, debes saber desde ya que lamentablemente esa especie no existe. Se trata de seres humanos con virtudes y defectos. Y ante los defectos –inseguridad, frecuentes cambios, ego enorme, exigencias excesivas, falta de reconocimiento al trabajo de otros, exceso de control, manipulación, abuso, etc.- lo mejor es que desarrolles un plan con estrategias para contrarrestar el problema:
– No discutas, no polemices, no reacciones verbalmente en contra
– Evita criticar a tu jefe o llevar tus reclamos a otros niveles en la empresa
– Pide consejo a tu jefe para superar los inconvenientes
– Muestra a tu jefe los eventuales beneficios de formas alternativas de acción, sin confrontar
– Felicita a tu jefe por sus logros
– Busca establecer los objetivos claramente, idealmente por escrito
– Revisa críticamente tu rendimiento y desempeño
– Deja los problemas del trabajo en el trabajo.
– Plan B: busca otro empleo
Recuerda que es muy común tener un jefe difícil, y que las personas difícilmente cambian. Si tus estrategias para contrarrestar a un jefe difícil no dan resultado y la situación se vuelve absolutamente insoportable, debes examinar la importancia de ese empleo para ti y las posibilidades que tienes de encontrar otro. Pero no te empeñes de forma voluntarista en hacer que otras personas cambien, ello es siempre una pérdida de tiempo y de energía, recursos que son escasos y que preferentemente debes aplicar a esfuerzos que puedan entregarte mejores resultados.