Desde tiempo inmemorial, las agencias de publicidad y marcas que han querido vender un producto han utilizado a un famoso que presente lo que quieren vender, llámese Belén Rueda o Cristiano Ronaldo.
Pero ya no es como era hace unos años, y nadie puede negar que la publicidad ha cambiado, siendo una de las protagonistas en este campo la publicidad online por las grandes ventajas que ofrece frente a la publicidad tradicional.
Pero, el hecho de que una persona pública sea quien anuncie aquello que nosotros ofertamos, sigue funcionando, aunque, el boca a boca es la mejor publicidad con diferencia a la que podemos aspirar.
Por mucho que un famoso anuncie un producto, seguimos confiando en la palabra de otros usuarios que ya hayan utilizado nuestro servicio o producto, y somos mucho más proclives a comprar o contratar algo que hayan avalado con sus críticas y sus comentarios otros usuarios como nosotros.
No obstante, según los datos de Forrester Search Inc., el índice de confianza generada por una marca mediante un influenciador, que puede ser alguien público, es de un 18%, mientras que un aplastante 92% de los usuarios, según Nielsen, confían en los defensores de marca, de los que un ejemplo claro son los fanboys y fangirls de Apple.
Si lo pensamos, es muy lógico, ya que el perfil de los influenciadores suele ser el de personas que están alejadas del producto pero que tienen que promocionarlo y que pueden no haberlo probado siquiera, como bloggers, críticos o famosos de diversa índole, mientras que un defensor acérrimo de una marca o producto es alguien que no sólo ha comprado el producto, sino que lo ha utilizado y ha visto su utilidad y su calidad, y que, a posteriori, comparte sus experiencias y opiniones acerca del mismo.
Además, otra cosa que diferencia a estos perfiles es que el influenciador suele tener una motivación económica: promociona un producto o servicio y se le paga por ello, mientras que el prescriptor lo único que busca es ofrecer su opinión a otros usuarios.
La intención última de las marcas que utilizan influenciadores para su promoción es la de obtener muchos más beneficios, mientras que los defensores de una marca no buscan que la compren otras personas, sino, más bien ayudar a otros a satisfacer una necesidad que a ellos les ha solucionado el producto o marca en cuestión. Por decirlo así, es algo más altruísta.
Lo ideal para la marca es crear una comunidad y una vinculación entre las dos partes, y para eso, lo mejor es crear una relación fuerte con la comunidad para convertir a esos usuarios en prescriptores. No perdamos de vista una cosa: los anuncios que hacen los influyentes tienen una caducidad, mientras que un usuario satisfecho va a recomendar nuestro producto siempre.
No es lo mismo alcance que influencia. Si tenemos una marca de zapatillas deportivas y las anuncia Cristiano Ronaldo, es muy posible que el anuncio sea visto por más personas, pero no quiere decir que vaya a infundir esa confianza necesaria para que el usuario compre las zapatillas.
A lo que debemos aspirar es a influenciar a nuestra comunidad, a que confíe en nosotros lo suficiente como para que no duden un momento en comprar nuestro producto y a saber darles algo de valor a cambio de su lealtad.
Fuente: Solo Marketing