Cada vez que una campaña publicitaria es lanzada, muchos factores serán modificados, sobre todo si ésta es efectiva. La imagen, la marca, el posicionamiento y hasta las ventas pueden mejorar cuando el mensaje llega de manera adecuada a los consumidores. Frente a tantos elementos a medir, ¿cómo sabemos si nuestra acción fue útil y funcional?
La publicidad es todo aquello que se traduce en percepción y muchas veces se ven replicadas en acciones, actitudes o recuerdos del público. Desde hace años la del tipo viral viene creciendo exponencialmente, justamente como su nombre da a entender. Esta acciones se pasan de usuario a usuario, aquí el boca a boca cobra real importancia. Como los clientes tienen un rol principal, muchos se involucran tanto que hasta quieren saber los resultados obtenidos por la campaña.
Por lo anteriormente dicho, predecir qué beneficios se obtendrán puede ser muy difícil, pues no hay una fórmula que permita calcular el éxito o el fracaso. Sin embargo, una regla clara asegura que a mayor retorno al lugar de origen pasado un cierto tiempo, mayor éxito de la campaña.
En las agencias de marketing y publicidad utilizan una fórmula simple para predecir hasta dónde puede llegar el mensaje. Así, si ellos envían una información a 100 personas, controlarán cuántas de ellas lo han reenviado o compartido. Si 80 de ellas lo pasan, eso ya equivale a que el 80% de los spots fueron divulgados; a su vez, estos volverán a ser compartidos y en cada generación que se remiten estos irán declinando de manera exponencial, conteniendo cada etapa menos reenvíos que la anterior. Así se desarrolla una campaña viral.
Quizá en la fórmula para medir haya una pequeña fisura en la publicidad viral, un tema que rápidamente es olvidado cuando se compara la proporción inversión – impacto. Es cierto que el empresario debe invertir una suma para el envío de los primeros mensajes, pero luego la acción viral se encargará de desparramar la información sin tener que continuar erogando dinero. Luego del primer reenvío, cada spot que se comparte no implica gasto alguno para el anunciante. Además, cada vez que una campaña supera la tercera generación de reenvíos, esto se lee como un éxito asegurado. Diversos estudios de mercado aseguran que hasta el quinto reenvío, en cada etapa los mensajes son superiores en número a la anterior.
Acciones que se esparcen y se contagian, así son las virales.