Cuando era niño y tenía apenas 6 años, recuerdo que cada chico de la cuadra armaba un pequeño kiosco en la puerta de su casa. Un par de cajones de madera que nos regalaba el verdulero hacían de estantería donde, orgullosos, ofrecíamos golosinas a los transeúntes. Ese día jugábamos a ser comerciantes y ganaba quién vendía mas caramelos o chupetines.
Con humildad debo reconocer que tan mal no me iba, a pesar de que era el niño al que mas tiempo le llevaba vaciar la vidriera.
Mis amigos, en pocas horas ya no tenían más stock! sin embargo no eran ellos los que más vendían.
Recuerdo que mi padre me decía:
El secreto, es no comerte vos los caramelos.
A veces incurrimos, sin querer, en un error letal: Enamorarnos del Producto y perder de vista el verdadero Negocio. Ese error es muy común cuando desarrollamos un producto y lo vemos crecer como si fuera un hijo. Nos genera emociones, nos da alegrías y tristezas. Es común enamorarnos del producto, y no es malo del todo, el problema está cuando nos enceguecemos y no reconocemos las desventajas de nuestro producto, los puntos negativos de nuestro hijo!.
A diferencia de una persona, el producto, por más amor y dedicación que invirtamos, no responderá positivamente sino somos estrictamente objetivos.
Esto último significa, controlar los sentimientos y decidir en base a datos reales, concretos y empíricos. En definitiva, es lo mejor para nuestro producto.
No pierda de vista nunca el negocio!!! entienda que el producto puede cambiar! puede mutar! puede migrar a otro producto! y casi con seguridad que lo hará en el transcurso de los años… de eso depende el negocio, de la versatilidad y la dinámica de los productos que hacen que el negocio exista.
No se enamore del producto, en cambio, enamórese del negocio!!! Enamorarse del negocio implica no anclarse en un pasado exitoso, implica proyectarse al futuro y no estar pendiente permanentemente del pasado.
Conocer el producto es importante, pero más importante, es conocer el negocio. De nada sirve fabricar la golosina más rica del mundo! sino tenemos quién la valore y sobre todo, quién la compre al precio que nos conviene!.
Conocer el negocio significa resignar partes del producto. Debemos ser maduros y reconocer que a veces (casi siempre) el negocio no está exactamente en la venta del producto que nosotros valoramos como el mejor para el mercado, ya que nuestra percepción del mercado está basada en nuestros paradigmas y modelos mentales. Por eso es importante hacer un estudio de mercado y desarrollar productos basándonos en necesidades concretas… pero sabemos que esto casi nunca se hace, somos demasiado ansiosos e impulsivos.
¿Conocer el Producto o el Negocio?
Definitivamente es necesario conocer muy bien ambos y con cuidado, si se enamora del producto no deje de tener nunca en cuenta el verdadero negocio.