Es imposible ir por la vida sin confiar en nadie; es como estar preso en la peor de las celdas: uno mismo. Como bien dijo el novelista británico, Graham Greene, debemos aprender a confiar en los demás. Eso sí, para lograrlo primero debemos cultivar y fomentar la confianza que tenemos en nosotras mismas.
Por desgracia durante muchos años, la mujer ha sido doblegada y tratada como el sexo débil. Algo que, por suerte, queda cada vez más en el pasado. Pero no debemos olvidarnos de ese momento, todo lo contrario. Debemos tenerlo presente ambos sexos para aprender de los errores que jamás deben volverse a cometer. Aun así todavía son muchas las que por hechos objetivos (o no), mantienen esa sensación de estar frente un sexo superior cuando están cerca de un hombre.
Salarios más bajos por desempeñar el mismo trabajo, mayor parte de los comités de dirección de las empresas dirigidos por hombres… Incluso varones que se empeñan en hacer sentir a la mujer de un escalafón inferior al suyo.
Johanna Harris trabaja en LinkedIn, y dice: “¿Por qué algunos hombres no confían en las mujeres en el lugar de trabajo? La falta de confianza es especialmente común cuando el gerente es un hombre y la subordinada, una mujer. Hay algunos hombres agobiados por los estereotipos, mitos y otras suposiciones sobre las mujeres trabajadoras que les impiden confiar en ellas a la hora de hacer ciertos trabajos”.
Si eres mujer y te sientes identificada con lo que dice Harris, debes aprender a ejercitar la confianza en ti misma y a no perderla para con los demás. Quien debe confiar en ti, eres tú misma. Y debes demostrarlo a las personas que tienes alrededor.