Llega el tramo final del año y con él una vorágine signada por actividades sociales que marcan el cierre de ciclo, compromisos laborales y personales que completan la agenda en cada rincón. Aquellos que tienen hijos se suman actividades, reuniones y actos de fin año, demasiado ritmo y con las fuerzas ya agotadas luego del transcurso de un año.
Mentalmente nos vamos conectando con planes relativos a vacaciones, que también conllevan cierto estrés y ocupación, pero es necesario cumplir con este último tramo “feroz” a nivel laboral y personal. El cansancio extremo y las obligaciones pueden causar síntomas de estrés laboral que tenemos que saber detectar a tiempo, entre ellos podemos mencionar:
1.- Agotamiento físico
2.- Dificultad para concentrarnos
3.- Falta de rendimiento
4.- Cambio de hábitos alimenticios, de descanso y de actividades recreativas
5.- Cansancio o agotamiento emocional.
6.- Despersonalización.
7.- Abandono de la realización personal.
Ante este entramado panorama se pueden adoptar ciertas costumbres y hábitos que resultarán muy saludables para mantener un “equilibrio” en nuestra vida y reforzar aspectos positivos para apalear los síntomas de estrés que produce la época.
Por un lado, es saludable mantener firmemente una actividad física en la rutina semanal. Cualquiera sea el tipo de deporte o actividad que se realice, son una fuente de energía muy importante, nos “oxigenan” y “descontracturan” física y mentalmente. Es sumamente sano a nivel fisiológico y psicológico, sirve a la hora de descargar tensiones, ansiedades, hace que nos alimentemos mejor y permite un buen descanso entre otras virtudes.
Otro aspecto muy importante es no descuidar la alimentación en variedad y calidad. Cuando tenemos mucha actividad debe ir acompañado de una muy buena alimentación para poder contar con la energía necesaria.
Además es fundamental optimizar los momentos de ocio, y poner la mente en blanco, sin preocupaciones al menos una hora por día. Este ejercicio metal, necesario para desconectarnos de la vorágine diaria y relajarnos, permite lograr “desconectarnos” al menos en los momentos que estamos fuera de nuestro horario laboral.
Si tenemos un hobbie, no dejar de realizarlo, este tipo de actividades nos ayudan a dispersar nuestros pensamientos, a liberar emociones, y de esta manera luego poder pensar con mayor claridad y afrontar las exigencias, considerando que en esta etapa del año nos encontramos cansados y agotados.
Planificar actividades al aire libre, en conexión con la naturaleza es muy saludable y permite que nos encontremos con un espacio diferente, donde tenemos conexión con mayor tranquilidad y quietud.
Si tenemos el habito de leer, es muy positivo si utilizamos contenidos que no tengan vinculo con nuestra profesión o trabajo, que sea algo que nos disperse mentalmente, una buena ficción, novelas, etc. pueden ser muy útiles.
Por último nunca olvidarnos que somos seres integrales, somos individuos expresándonos en distintos ámbitos, por lo cual no debemos perder la perspectiva de que todo lo que suceda en nuestro entorno laboral, también repercutirá en nuestra vida personal y viceversa. Por lo cual es importante poder detectar cuando algo esta fuera de control, cuando comenzamos a cambiar nuestras conductas y modos habituales de relacionarnos, cuando comenzamos a presentar reiteradamente y se sostienen en el tiempo algunos de los síntomas anteriormente descriptos de estrés laboral para poder abordarlo a tiempo y que no se transforme en una patología crónica.
Aunque no es tarea fácil, mantener un “equilibrio” en nuestras vidas es el camino y la meta.