¿Son todos los consumidores iguales? Bien sabemos que la respuesta a esta pregunta es que no: cada consumidor es un mundo y cada uno busca cosas diferentes cuando se relaciona con las marcas. Lo que se busca y el cómo se es cambia según edad, género y hasta a veces lugar de residencia. Llegar a los consumidores y hacerlo con éxito implica ser eficiente a la hora de saber diferenciar dentro del total a quienes tienen intereses y características diferentes. Pero ¿es posible crear contenedores que a grandes rasgos señalen cómo son los consumidores?
Lo cierto es que si se crean totalidades se pueden diferenciar diferentes tipos de personalidades entre los compradores, como demuestra un estudio de Euromonitor que ha marcado diferentes categorías sobre cómo son los ciudadanos a la hora de comprar. Los consumidores se pueden dividir en 7 grandes grupos en los que se agrupan los diferentes subgrupos con diferentes características. ¿En qué se basa la clasificación para saber cómo son los distintos consumidores? La lista parte de criterios como los rasgos de personalidad, las preferencias de compra, la relación con la tecnología o la conciencia medioambiental.
El duro trabajador que no se desanima
Su lema podría definirse, como resumen en Euromonitor, como “tengo que ser y tengo que tener lo mejor”. Hay un equilibro en géneros (el estudio de Euromonitor dice que el 50% de estos consumidores son hombres, lo que deja imaginar que el otro 50 son mujeres), tiene unos 35 años y es el 17% de los consumidores encuestados por la compañía en su investigación sobre consumidores y sus personalidades. Es confiado, un usuario con conocimientos de tecnología: de hecho un 42% actualiza con regularidad en sus perfiles en social media y compran de forma recurrente en internet (7 de cada 10 lo hace al menos una vez al mes). Internet se ha convertido en una parte fundamental de sus vidas.
En general, está marcado en sus decisiones de compra por cuestiones relacionadas con el estatus. Les gusta ir de compras y a veces se dejan llevar por los impulsos a la hora de escoger qué quieren comprar, aunque prefieren hacerse con cosas bonitas (aunque sean menos) que comprar de forma masiva.
El gastador impulsivo
Este tipo de consumidor es sociable y se preocupa por sus amigos (y es en un 52% de los casos femenino). Es indulgente a la hora de consumir y busca que su vida sea “emocionante”. Tiene unos 34 años y un 10% de los consumidores forma parte de esta categoría. Como su nombre indica, sus hábitos de compra están muy marcados por los impulsos. Les encanta ir de tiendas y no compran siguiendo una lista. Compran lo que les apetece y cuando les apetece y valoran la cantidad sobre la calidad.
Aunque el papel que la red tiene en su día a día es menor que el que tiene para los duros trabajadores que no se desaniman, lo cierto es que también emplea los dispositivos móviles y lo hace para estar siempre conectado con sus amigos. Un 29% es activo en la actualización de las redes sociales y un 49% compra en internet de forma mensual.
El optimista equilibrado
Uno de los grupos de consumidores más habitual (es el 20% de la muestra) y uno de los que cuentan con mayor peso de las mujeres (el 51% de estos consumidores lo son). Son prácticos, optimistas y buscan la calidad en lo que compran. Tienen confianza en el futuro y también en ellos mismos. Y rondan los 39 años. Compran online (un 49% lo hace todos los meses) y emplean la red para cuestiones prácticas, como leer las noticias o acceder a su cuenta online.
Su interés en ir de compras es limitado y por ello cuando lo hacen siguen siempre una lista y buscan un equilibrio entre la calidad y el valor. Nunca se salen de lo que han decidido comprar y son disciplinados en sus hábitos de compra. Comparten sus pautas de compra con los hogareños conservadores.
El aspirante luchador
Este grupo quiere hacer de su vida algo mejor (y eso marca sus hábitos de compra). Son consumidores estresados, que buscan la aprobación de los demás y que viven en cierta incerteza. El 53% de este grupo de consumidores son mujeres, la edad media son los 38 años y forman parte de esta categoría el 7% de los compradores. Un 25% actualiza de forma regular las redes sociales y su uso de internet mezcla lo práctico (ver las noticias) con lo personal (mantenerse en contacto con los amigos). Un 49% compra online cada mes.
Su relación con las compras está a medio camino entre los diferentes grupos. Ni odian ni aman la idea de salir de tiendas, aunque a veces se dejan tentar y hacen compras por impulso. A la hora de comprar valoran de forma igual las cuestiones de calidad y de valor.
El hogareño conservador
Este grupo también es eminentemente femenino (un 58% son mujeres) y uno de los más populares dentro del espectro de consumo (el 20% de los consumidores forma parte de esta categoría). Tienen unos 44 años y están orientados a su familia, valoran su privacidad y prestan atención al detalle. No creen que sea necesario estar a la última en cuestiones tecnológicas (al fin y al cabo solo usan internet para estar en contacto con sus seres queridos) y compran de forma más limitada que otros grupos en internet (un 38% lo hace cada mes).
El escéptico independiente
Son sobre todo hombre (un 55% de peso dentro del grupo), con una edad media de 35 años y que viven su vida “según sus propios términos”. No son convencionales, son indiferentes y escépticos. Este grupo marca al 10% de los consumidores. Odian ir de compras e intentan evitarlo lo más posible. Sobre las compras online, el 44% de los miembros de este grupo lo hacen de forma mensual aunque en general este perfil asegura que internet no juega un papel fundamental en sus vidas.
El tradicionalista seguro
Quizás también se podría traducir por el que se ha conformado: está contento con lo que tiene, es frugal en sus gastos y se siente instalado. La mayoría son hombres (un 58% del grupo), la edad que marca a la categoría son los 41 años y forman parte del grupo el 22% de los consumidores. Estos consumidores también odian la idea de ir compras y como los escépticos independientes intentan evitar tener que hacerlo. Ambos grupos de consumidores afrontan las salidas de compras como una especie de acción disciplinada: intentan entrar y salir de la tienda lo más rápido posible y se quedan con el producto que les ofrece el mejor valor.
No están en absoluto interesados en las nuevas tecnologías, lo que hace que no solo se conecten muy poco a internet (y tengan una actividad social muy limitada) sino que tampoco sean grandes compradores en el terreno del ecommerce.