Suelo decir que una de las bendiciones de mi trabajo es que, con frecuencia, yo aprendo tanto o más que las personas a las que asesoro o formo. Creo que es fundamental mantenerse siempre humilde y jamás pensar que lo sabes todo porque eso es letal para tu desarrollo a la par que aburrido. Esta ha sido una de esas semanas en las que me he llevado unas cuantas lecciones aprendidas.
Cuando hablo de un proceso de Branding Personal suelo compararlo con el panel de instrumentos de un coche o de un avión o de algo tan básico como un ecualizador. Lo que trato de transmitir es que el Branding Personal, que es el proceso consciente que va a conseguir que dejemos una Marca Personal potente, consiste en manejar unas cuantas variables o mover unas determinadas palancas para conseguir ese efecto o resultado que es el impacto o la huella que dejamos.
Como creo que debería estar claro a estas alturas de la película, las palancas de las que disponemos incluyen el establecimiento de objetivos, misión y visión, la gestión de creencias y valores, el diseño de una propuesta de valor profesional, la elección de la audiencia adecuada, la generación de confianza y sintonía o el marketing personal entre otras. Lo interesante es que no hay una posición fija para esas variables sino que cada persona puede y debe ajustarlas en función de su situación y propósito.
Desgraciadamente, muchos de los que dicen que “venden” Marca Personal simplemente se limitan a uno sólo de esos elementos o incluso a una parte de ellos. Eso sucede, por ejemplo, con quienes dicen que una Marca Personal se ¿crea? utilizando todas las Redes Sociales posibles y se olvidan de todo lo demás.
De lo que no se dan cuenta es que cada una de esas variables por sí solas no tienen ningún efecto o algo peor, pueden ser incluso contraproducentes. Si te lanzas al Social Media sin tener una propuesta de valor o careciendo de una visión o una misión, el impacto que vas a generar va a oscilar entre nulo y negativo.
Cuando explico mi modelo, evidentemente hablo de todos esos “ingredientes” para que quienes me escuchan sepan cómo construir su propia estrategia. Trato de darles a todos ellos la misma importancia. Sin embargo, hay un elemento, el de la visibilidad, notoriedad o marketing personal que suele atraer y casi obsesionar más que el resto y existe cierta tendencia a considerar como secundarios los otros componentes.
Pues bien, esta semana hablaba con un grupo de emprendedores sobre sus proyectos y analizaba el modelo con cada uno de ellos. En uno de los casos, posiblemente en el proyecto más ambicioso y con garantías de éxito de todos ellos, comentaba con uno de los integrantes que me llamaba la atención la poca visibilidad individual de cada uno de ellos. Pero tal y como me lo razonaba esta persona, esa discreción o interés en mantenerse en la sombra era algo premeditado y consciente. Eso me llamó la atención porque parece que en dospuntocerolandia estamos acostumbrados y casi obligados a hacer lo posible para que nos conozca el mayor número de personas y consigamos una visibilidad máxima.
Su razonamiento era aplastante y reconozco que me enfadé conmigo mismo al darme cuenta de lo rápido que se pierde el enfoque si te olvidas de lo importante. Lo que me explicaba es que ellos ya tenían la visibilidad, la notoriedad, el conocimiento y sobre todo el reconocimiento de quienes eran importantes para su proyecto. Es más, dadas las características de su modelo de negocio, una mayor visibilidad, especialmente en algunas redes sociales, no sólo no sería beneficioso sino que podría perjudicarles por transmitir una imagen frívola, por tener que enfrentarse a una audiencia que no entendiese ni estuviese interesada en su proyecto o porque haría saltar la liebre y dar ideas a la competencia en un momento clave.
Cada uno de ellos se había posicionado perfectamente en la mente de las dos o tres docenas que les interesaban del modo en que querían. Cada uno de ellos ocupa un lugar perfectamente definido en la memoria de los inversores, “business angels”, periodistas especializados o clientes tecnológicos que influyen en su proyecto? y todo lo demás simplemente añadiría ruido y confusión.
Cuento esto porque parece que si no dedicas un tiempo y unos recursos absurdos y de los que careces para conseguir la mayor “popularidad” posible, pero eso no es correcto porque no estás gestionando bien tu Marca Personal. Precisamente estos emprendedores de los que te hablo son un modelo de libro de Branding Personal. Ellos realmente están GESTIONANDO bien su Marca Personal porque tienen claros todos los elementos del modelo y dan a cada uno de ellos el peso que requiere.
EcualizadorAl tener claro lo que pretenden, lo que venden, a quién se dirigen, como generar confianza y cuales son los canales más adecuados para generar el máximo impacto, consiguen una gestión muy eficaz de sus recursos y no se pierden en tareas irrelevantes.
Así que, recuerda que aquí no hay un guión establecido. Cada cual debe mover las palancas adecuadas para optimizar su estrategia de Branding Personal y que la visibilidad, como el resto de las variables, va a depender del resto de los factores. Así que a la pregunta ¿Cuanta visibilidad necesita tu Marca Personal? la respuesta está clara, depende de tu proyecto profesional. De perogrullo, pero se olvida con facilidad.