Es fácil saber cómo se lesionó la espalda si usted levanta cajas pesadas, o trabaja largas horas de pie o girando regularmente la espalda. Estas son las causas obvias.
Sin embargo las causas más comunes son las actividades cotidianas que llevamos a cabo sin sentir dolor: pequeños traumas en nuestra columna vertebral, terminan por producir cambios significativos en la estructura de nuestra columna, porque lo que era sólo un dolor moderado hace un año, puede llegar a ser crónico, años de dolor que paralicen su vida. Con el paso de los años, como usted continuó haciendo una “vida aparentemente normal”, esa vieja herida ha ido silenciosamente empeorando sin que usted se haya dado cuenta, hasta llegar a ser realmente dolorosa e insoportable.
Si hablamos de causas que ocasionan el dolor de espalda, hay que tener en cuenta que la edad puede ser un condicionante. El paso del tiempo deteriora la elasticidad, tornándonos cada día más rígidos y llevándonos a perder movilidad.
El sobrepeso es un factor sumamente destructivo para la columna y las articulaciones en general. Así, por ejemplo, tener sobrepeso suele llevar a quien lo padece –en su intento por revertir la situación– a hacer actividad física, lo que hace que no tarden en aparecer los dolores en tobillos, rodillas, columna, etc. Pensemos que la actividad aeróbica de caminar es buena, pero una estructura ósea con exceso de peso no está preparada para soportarla.
El factor hereditario, es decir, alteraciones de nuestra estructura que en muchos casos son congénitas, de nacimiento, y otras que se adquieren porque tenemos una estructura con una predisposición a sufrir. Por ejemplo, si tenemos una personalidad explosiva, estaremos predispuestos a estar más tensionados; si tenemos una columna con algún problema en su estructura, nos va a generar dolores a veces hasta sin haber realizado ningún esfuerzo.
Los traumatismos presentes a lo largo de la vida –desde edades tempranas– condicionan nuestra calidad de vida, aunque a veces no nos demos cuenta. Por ejemplo, un niño desde que nace hasta los 5 años de edad puede llegar a caerse unas 2.500 veces; vaya si tendrá oportunidad de que algunos de estos traumas le generen una dolencia.
MALOS HÁBITOS
- Sin duda alguna, levantar objetos del suelo sin flexionar las rodillas es una acción frecuente que nos genera un movimiento de basculación del cinturón lumbar acercando los cuerpos vertebrales y predisponiéndonos para pinzar un nervio o afectar el disco, porque reducimos los espacios entre las vértebras en esta acción. Creemos que tenemos que tener cuidado si levantamos algo pesado, cuando en realidad es la acción la que nos puede dañar; levantar un papel puede generar lo mismo: un dolor intenso en toda la zona lumbar que nos abraza desde la cintura y puede irradiar hacia las piernas.
- Dormir de manera inadecuada es otro factor sumamente importante. La postura ideal para dormir es de costado con una ligera flexión de ambas rodillas, lo que se conoce como posición fetal. Nunca boca abajo, ya que las curvas se acentúan, hay que girar la cabeza hacia un costado para respirar, y todo esto genera, por las horas que pasamos durmiendo, una tensión estructural importante. También hay que tener en cuenta el tipo de colchón, almohada, etc., que cobra relevancia si se piensa que pasamos un cuarto de nuestra vida durmiendo. Un colchón no debería ser usado más de ocho años, y una almohada no más de dos.
- El sedentarismo es otro gran culpable de los dolores de espalda. Las actividades laborales y hogareñas cada día más nos obligan a movernos menos; esto, sumado a la alimentación de baja calidad, rápida, etc., nos arruina lentamente. Hay que moverse.
- En los niños, sobre todo en etapa escolar, las mochilas suelen ser un factor que afecta desde edades tempranas la postura. Sucede que llevan demasiado peso para estructuras en desarrollo. Según estudios de la OMS, el peso de las mochilas no debería exceder el 10% del peso corporal. Y los carritos, que parecerían ser la solución, lo que lograrán es trasladar un peso que estaba sobre toda la espalda, cuando nos colgamos las mochilas hacia un lateral.
- La postura durante las horas de trabajo para quienes trabajan frente al monitor es otro punto crucial. Tener sillones ergonómicos y escritorios que también lo sean ayudará a tener un ambiente más amigable con nuestra postura, pero también nosotros tendremos que prestarle atención a la disposición de nuestra computadora. Esto es, si el monitor está muy alto o bajo (tiene que estar frente a nosotros a la altura de nuestra vista), debemos trabajar con nuestro antebrazo apoyado en el escritorio y no con él suelto, y cuando doblamos la muñeca para manejar el mouse todo el peso lo soporta el cuello, así nos contracturamos y generamos dolores de muñeca.
Además, cada hora conviene levantarse de la silla y caminar brevemente, ya que esto mejora nuestro retorno venoso y no deja que la tensión se acumule.