Una situación que puede darse en la realidad y que puede sorprender a algunos es la siguiente. Supongamos que tenemos dos empresas, ambas con una masa aproximada de 500 trabajadores. En una de ellas el clima de trabajo es muy positivo y las relaciones interpersonales resultan estimulantes para la convivencia entre sus integrantes. Sin embargo, pese a esto, el nivel de motivación de sus colaboradores es de nivel promedio.
Mientras tanto, en la otra empresa, el clima imperante no es tan positivo como en la primera. No obstante, la motivación del personal es más elevada. ¿Cómo puede explicarse este hecho? ¿No se supone que un buen clima de trabajo acarrea una motivación en el mismo sentido?
Rothlin y Werder (en Boreout, libro publicado en 2009) recalcan que no puede haber necesariamente coincidencia entre clima y motivación: “…la actividad más interesante del mundo no sirve para nada si debe practicarse en el lugar equivocado (…) Visto desde la perspectiva contraria, naturalmente tampoco le servirá de nada que el lugar de trabajo sea fantástico y los compañeros sean divertidos si tiene que ocuparse de una materia inapropiada para usted.
Un fantástico entorno laboral no puede compensar la falta de interés del contenido del trabajo. Hacer lo equivocado en el lugar correcto no funciona” (p. 80).
Sobre esta misma discrepancia entre clima y motivación ya habían hablado otros autores al señalar que un puesto o tarea específicos pueden ser reformados o enriquecidos para hacerlos más interesantes y retadores y a la vez, sin embargo, su responsable u ocupante puede sentirse perturbado o bloqueado por factores ambientales.
En conclusión, la divergencia entre las organizaciones de mejor clima con aquellas de más alta motivación nos hablaría de que estos dos fenómenos requieren procedimientos diferentes y a distinto nivel.
Mientras que el clima se ve influido por acciones amplias o genéricas de los líderes y directivos hacia el conjunto del personal, la motivación aparece sólo en aquellos contextos en que los colaboradores perciben que son satisfechas determinadas necesidades particulares suyas, como respeto a su opinión, hacerles participar en algunas decisiones, permitirles que establezcan los objetivos y procedimientos del propio trabajo o enriquecer las labores del puesto para hacerlas más retadoras o interesantes. Una tarea fundamental en la empresa consiste en hacer coincidir ambas líneas de procedimientos: los que alimentan el clima y los que benefician la motivación.