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El Big data no es solo tecnología, también requiere talento humano

A medida que la tecnología empieza a tomar cada vez más importancia en el día a día, no solo de los ciudadanos (que emplean estas herramientas cada vez más para cada vez más acciones de su día a día) sino también de las empresas (que confían cada vez más en ella para gestionar más y más cuestiones), la confianza que se tiene en las nuevas tecnologías es cada vez mayor y más determinante. Cada día se espera que la tecnología arregle más cuestiones, soluciones más problemas y encuentre más y más posiciones milagrosas que podrán arreglar prácticamente cualquier cosa. La tecnología parece que lo conseguirá todo y las expectativas que se tienen en la misma son cada vez más elevadas. Sin embargo, la tecnología no lo es todo y eso es algo que a veces parece que quienes toman las decisiones olvidan.

En un mundo en el que los datos son cada vez más importantes y en el que gracias a ellos es cada vez más sencillo tomar decisiones basadas en la información, es bastante fácil caer en la tentación de pensar que la información será lo único que creará oportunidades de negocio o que las herramientas que la gestionan serán quienes desvelen todos los misterios o quienes solucionen todos los problemas. El big data es una gran oportunidad para las empresas, una que nunca antes habían tenido, pero es también un entorno en el que las compañías no deberían confiarse al completo. Es decir, el big data puede ayudar mucho, pero no es un bálsamo milagroso, ni un curatodo. La tecnología es clave, es revolucionaria y es una importante oportunidad, pero a pesar de todo ello sigue necesitando a la voz humana que la guía.

El big data es crucial para el futuro de las empresas, eso es cierto, pero también es verdad que los profesionales que trabajan en relación a ello lo son igualmente. O, resumiendo, poco importa la tecnología sino hay un trabajador que sepa hacer de ella algo valioso.

Como recuerdan en un artículo en Techcrunch, los datos son cruciales y la información tiene muchísimo poder, pero igualmente es crucial y es determinante el que haya un profesional que le sepa encontrar el sentido. Al fin y al cabo, recuerdan, los datos no tienen sentido, no sirven para nada, si no hay un humano que les dé sentido y que sepa convertirlos en algo más que simplemente información.

Por una parte, está el factor humano. Aunque la inteligencia artificial ha avanzado a un nivel que parece sacado de la más futurista de las películas de ciencia ficción y a pesar de que ha conseguido ya un refinamiento que hace que sea más parecida a una persona real de lo que se podría imaginar hace unos años, todavía queda mucho por aumentar y por avanzar para que las máquinas sean realmente capaces de comprender y mimetizar el factor de lo imprevisto, el hecho de que las cosas pueden suceder de forma inesperada, que es algo que los humanos hacen de forma habitual.

Por otra parte, está la cuestión de que la avalancha de información puede acabar por anular el potencial de la misma. Si se confía todo a la tecnología, puede que llegue un momento en el que esta acabe pereciendo, nos explican, por el peso de la propia información y del propio refinamiento de la herramienta. Hay demasiados datos y si no hay un humano que toma la dirección, que tiene claro qué es lo que se quiere sacar de todo esto, puede que no se sepa realmente qué dirección tomar.
Abrumados por la información

A esto se suma que preparar a los seres humanos para moverse en este terreno es algo fundamental y crucial. La tecnología no solo necesita al ser humano para encontrar su sentido de la vida, por así decirlo, sino que además los seres humanos necesitan comprender a la tecnología, sino esta no servirá realmente para nada. Y es lo que ahora está pasando, o podría pasar, con el big data. La información está ahí, el potencial para usarla también pero los responsables de las compañías se están viendo un tanto abrumados por ella.

De hecho, según datos de Data Mentors, el 96% de las compañías está fracasando de forma estrepitosa cuando se refiere a analizar los datos en profundidad en lo que a marketing se refiere. Esto hace que solo el 4% esté sacando realmente todo el valor posible que podrían sacar a los datos que poseen sobre sus consumidores.

¿Qué es lo que está sucediendo entonces?

Un 43% de los encuestados asegura que obtiene poco beneficio de la información, un 23 que no logra ningún beneficio y un 21 (una cifra bastante impactante) no está empleando ningún tipo de herramienta analítica para estudiar la información que tienen.

Las razones que explican esta debacle son variadas. Un 54% de las empresas señala que tiene problemas a la hora de integrar diferentes sistemas y un 44 que tiene problemas con la calidad de los datos. Para un 34% el problema está en analizar esos datos y el tiempo que les lleva hacerlo. La lista continúa con más problemas: las firmas tienen carencias a la hora de alinear datos y departamento de marketing, en recursos o en herramientas de análisis.