El aporte del Coaching Ontológico a la Gestión del Liderazgo y los compromisos con las actividades humanas, llámese relaciones personales, laborales, culturales, etc., que nos incluye a todos, como seres humanos, desde la transformación de nuestro ser y nuestro comportamiento con las personas que tratamos y lideramos.
Definimos Gestión, como la administración de recursos en determinada actividad, y Liderazgo como manera de influir sobre quienes interactuamos, cuando hablamos de Gestión del Liderazgo, el Coaching nos da la posibilidad para administrar la manera de influir sobre los demás, sanando y manteniendo las relaciones con las personas que coordinamos acciones, desde la legitimación, la aceptación de las diferencias y la ética.
¿Cuál es el aporte del Coaching Ontológico a la Gestión de Liderazgo?
Muchas de las distinciones que nos propone el Coaching, nos acercan la posibilidad de generar compromiso en la gente, con las actividades, con la empresa y con el bien común, y aportarán a la comunicación, a la visión y a los objetivos que tienen que ver con alcanzar y mantener vivo el espíritu del equipo en el ámbito donde desarrollamos las actividades y a las cuales estaremos comprometidos, comprometiéndonos a inspirar a otros en este camino, como habíamos planteado al comienzo de este articulo.
Desarrollando distinciones como escucha, declaraciones, pedidos y ofertas, etc., encontraremos los accesos que posibilitaron que muchas empresas hayan podido alcanzar la visión de contar con equipos de personas comprometidas con las actividades, y en la actualidad, esas personas, se sientan parte de estos equipos, colaborando y aportando desde la oferta su compromiso de sostenerlo y apoyarlo día tras día, basándose en la confianza y el respeto entre sus empleados.
Desde mi visión, el aporte de las distinciones del Coaching Ontológico posibilitan establecer los recursos necesarios para la creación de equipos, generación de líderes, utilización de recursos preexistentes y el compromiso de nuevos integrantes que se vayan sumando, a través de una retroalimentación del propio equipo, desde la visión y la motivación que inspiran los compromisos que manifiestan cada conversación que realizamos.
Los posibles caminos que podemos emprender para la gestión del liderazgo, desde esta mirada son:
• Para mejorar la comunicación: La escucha
• Para mejorar las relaciones: Las emociones y estados de animo
• Para la toma de decisiones y la motivación: La culpa y la responsabilidad
• Para lograr delegar: La obligación y el compromiso
LA ESCUCHA
Para mejorar la comunicación y convertir nuestras conversaciones en conversaciones efectivas revisemos nuestra escucha.
Cuando escucho, ¿para qué compromiso escucho?
Si escucho para escuchar juicios contrarios a los míos, ¿qué escucho y qué genero?
Si escucho para escuchar que se equivocan siempre, ¿qué escucho y qué genero?
Estos ejemplos permiten observar que la escucha previa, donde los juicios propios son los escuchados y no el compromiso del otro, probablemente nos cierren posibilidades para poder legitimar al otro, siendo de carácter disfuncional la comunicación .Cuando nos referimos a comunicación me refiero a coordinar cualquier tipo de acciones.
Para poder sanar las relaciones desde la escucha necesitamos salir de la escucha previa, revisando nuestro compromiso, limpiando nuestra escucha, pasando a una escucha comprometida siendo, el fenómeno de la escucha, de carácter relacional y bidireccional.
Finalmente: Si escucho para la posibilidad, ¿qué escucho y qué genero?
EMOCIONES Y ESTADOS DE ÁNIMO
Ante un acontecimiento y su interpretación, puede ocurrir, que se trate de controlar las emociones que aparecen, de esta manera no solo estamos negándolas sino que también nos quedamos atrapados en ellas. A través de una conversación responsable podemos revisar nuestras emociones y abrir un espacio reflexivo invitando a vivir una libertad responsable. Esta mirada nos puede abrir un camino para poder seguir desarrollando nuestras actividades y convivir aceptando lo que nos pasa. Para poder aceptar lo que nos pasa con las emociones podemos incorporarlas como parte de lo que es posible que pueda pasar.
Si el acontecimiento que dispara una emoción es identificable podemos influir en la aparición o desaparición del “disparador”. Como líderes podemos evitar los disparadores que nos cierran posibilidades (descalificar, culpar, pasar facturas, exigir, controlar, castigar, etc.) e incorporar aquellos que nos abren (pedir, ofertar, gratificar, reconocer, etc.). Al igual que las emociones, los estados de ánimo también aparecen y son reflejo de la interpretación desde la cual actuamos abriendo o cerrando nuestras posibilidades a futuro.
El estado de ánimo es un fenómeno colectivo que se propaga y se transporta, por lo tanto, es de vital importancia diseñar desde un compromiso colectivo que abra posibilidades, disparadores que nos permitan desarrollar un ámbito de trabajo de fluidez y armonía, (abriendo posibilidades), que se mantendrán en el tiempo y que reemplazará a cualquier otro que nos pueda cerrar posibilidades.
CULPA Y RESPONSABILIDAD
En reuniones donde se tratan aspectos como no conformidades o como llevar adelante la reparación de un procedimiento, que no ha sido llevado a cabo por alguna razón, surge la culpa como emoción recurrente. Al presentarse en forma disfuncional nos cierra la posibilidad de encontrar la salida o la oportunidad ante la crisis, disparando, algunas veces, estados de angustia, resentimiento, enojo, etc. Cuando se trata de cumplir o hacer cumplir órdenes, o simplemente respetar normas en nuestras actividades, sucede que al no cumplirse con esto, nos culpan o somos culpados.
La culpa es una emoción, que manifestamos recurrentemente, cuando juzgamos que alguien ha violado un código establecido o norma. Esto, genera con frecuencia resistencia propia y ajena a la hora de interpretar una crisis como una oportunidad en nuestras actividades.
Con la posibilidad de transformar la culpa disfuncional en funcional, gestionando el liderazgo, tenemos la posibilidad de salir de un modelo culpador, donde el castigo, la resistencia, el enojo, etc., no nos permite diseñar futuro ni coordinar acciones de manera fluida. Si escuchamos con todos nuestros sentidos y nuestro ser, podemos aprovechar la oportunidad para ofrecer de qué manera necesita el culpado ser informado, escuchando sus posibles miedos.
La responsabilidad es un aspecto que nos permite hacernos cargo de lo que hacemos, lo que decimos y nos otorga capacidad de respuesta.
Desde el compromiso con la responsabilidad, sí estoy siendo responsable, diseño el futuro accionando y declarando a partir de pedidos, ofertas y me alejo de estar siendo víctima, de manera tal, que ya no describo el pasado resistiendo el futuro.
Constituyendo mi coherencia desde la responsabilidad de hacerme cargo de mis declaraciones y de lo que mi decir provoca en el otro, me posibilita y me abre el camino para comunicarme efectivamente.
LA OBLIGACIÓN Y EL COMPROMISO
La obligación surge por lo general de una exigencia, propia o ajena y cuando nos sentimos obligados con alguna actividad, reaccionando según el estándar de nuestra propia responsabilidad, el estar siendo, emoción, etc.
Para lograr delegar actividades y acceder a la posibilidad que, las personas con las cuales interactuamos se comprometan a cumplirlas, podemos diseñar una visión de equipo de trabajo comprometido por medio de conversaciones que nos permitan la declaración de dichos compromisos a través de pedidos, ofertas y promesas.