Seguramente si tuviéramos que definir algunas de las principales urgencias de la Argentina de hoy, la mayoría de nosotros coincidiríamos en que la creación de empresas y empleos de calidad, como también la necesidad de exportar y generar divisas son algunos de los elementos claves que pueden ayudarnos a salir de esta crisis que nos ha sumergido en un período considerable de estancamiento.
De acuerdo al monitor de la Industria IT (Tecnología de la información) que publican conjuntamente el Polo IT de Buenos Aires en conjunto con Dirección General de Estrategia del Ministerio de Desarrollo Económico y Producción de la Ciudad de Buenos Aires, la industria IT ha creado sólo en CABA y durante el 2021 mil empleos por mes que en promedio tienen un salario un 46,8 % superior al resto de la economía. Si a este dato de empleo e ingresos le agregamos que a nivel Nación el sector exportó en el 2021 más de 2200 millones de dólares podemos afirmar que claramente este sector es uno de los pocos que puede mostrar una performance positiva en todas estas dimensiones.
Esta industria viene creciendo firmemente (en 5 años tuvo un crecimiento de empleo del 37,6 %) y puede seguir haciéndolo y aportando divisas y empleos de alta calidad. Con la llegada del trabajo remoto masivo puede generar empleo en cada rincón de la Argentina sin diferencias de género o territorialidad, de modo realmente inclusivo. Además es una industria que no contamina. En 10 años, este sector podría generar 400.000 puestos de trabajo adicionales y exportar más de 10.000 millones de dólares anuales.
La Ciudad de Buenos Aires particularmente, es una de las principales Startups Cities de la región. Con un ecosistema formado por más de 3500 empresas vinculadas a la tecnología (un 90 % de ellas pymes con menos de 50 personas) y un nivel de empleo superior al 5 % del total de la ciudad, tiene todo para seguir liderando la transformación digital de nuestro país y convertir a Argentina en referente indiscutido de la industria del Software.
Pero no todas son buenas noticias: para crecer la industria necesita talento y para ello es necesario que el estado haga bien su parte. No se trata de más subsidios, cambio impositivos o legales. Se trata de algo mucho más básico e indispensable: El estado tiene que ayudar a la industria a mejorar la formación de los niños y jóvenes con conocimientos en ciencias, matemáticas y tecnología de forma tal que las universidades y las empresas, puedan terminar de capacitarlos adecuadamente cuando lleguen a la adultez.
Argentina no tiene hoy su cuello de botella en las instituciones terciarias, academias o universidades en tecnología, ni en la capacidad de las empresas para transmitir las mejores prácticas de la industria. De hecho, es una de los países donde más han crecido la cantidad de empresas certificadas en alguna norma de calidad.
El cuello de botella del sector es que no hay suficientes jóvenes que elijan esta actividad o que tengan las condiciones necesarias para desarrollarse. Y esto, lamentablemente, no se resuelve con facilidad en el cortísimo plazo. Hay que pensar a 10 años, lo que necesariamente determina la necesidad de un acuerdo de varios sectores con este objetivo de formación.
En el siglo XIX Sarmiento entendió que necesitábamos erradicar el analfabetismo para crecer y fueron las bases educativas que él estableció las que nos permitieron crecer fuertemente hasta bien entrado el siglo XX, liderando durante por mucho tiempo la mayoría de los indicadores de la región. En el siglo XXI tenemos que comprender que si queremos volver a liderar en la región, tenemos que potenciar enormemente las capacidades de nuestros niños y jóvenes en Ciencias y Tecnología con la firme decisión de lograr un fuerte crecimiento formativo de Ingenieros, Matemáticos, Programadores, especialistas en Ciencia de Datos, Robótica y un sinfín de actividades que irán surgiendo a medida que avance la maduración de las industrias TIC.
Este sector ha crecido desde el 2004 en adelante, gracias a una política de estado tácita por la cual todos los gobiernos dieron un fuerte apoyo a la industria a través de la Ley de Software primero y la Ley de Economía del Conocimiento luego. Con el mismo criterio debemos lograr un fuerte consenso en reforzar la educación en tecnología en todos los niveles. Está claro que el sector TIC tiene todas las herramientas para dar el gran salto. Si el estado logra articular esta mejora educativa adecuadamente, claramente la industria de software y los servicios basados en el conocimiento, puede ser uno de los grandes motores de la transformación de la Argentina en el siglo XXI.
Asesoró: Marcelo Di Chena – Prosecretario del Polo IT de Buenos Aires y Socio de MasterSoft