Hace un mes escribí la nota “El Real empuja al Peso a la devaluación” y expliqué cómo la fuerte depreciación de la moneda de nuestro principal socio comercial agregaba un problema más a nuestra economía: el de la competitividad. ¿Qué significa esto? Menos entrada de dólares por comercio exterior. Mientras que en Argentina se mantiene un tipo de cambio inamovible (en 2015 el peso se depreció oficialmente sólo un 2,3%), el Real se depreció un 15,35% y sigue superando mínimos históricos. Y este es sólo el primero en una tríada de problemas.
Veamos el segundo. Brasil terminó 2014 con déficit de balanza comercial luego de 14 años consecutivos de superávits. El país que más nos compra ahora tiene sus propios problemas y nos comprará menos. Si tomamos el período 2010-2013, Brasil recibió, en promedio, el 21% del total de nuestras exportaciones. Con un peso prácticamente inalterable, las exportaciones hacia nuestro principal socio comercial se verán seriamente afectadas. Esto implica que además de la pérdida de competitividad que está sufriendo Argentina, específicamente un quinto del ingreso de dólares al país por comercio exterior tiene una nueva presión a la baja.
El tercero es producto de las distorsiones creadas por el mismo gobierno. Los vencimientos en 2015 ascienden a 13.600 millones de dólares, poco más del 43% del stock de reservas internacionales en manos del BCRA, y prácticamente la totalidad de las reservas en dólares líquidos.
Pregunto nuevamente, ¿hasta cuándo estará dispuesto el gobierno a atrasar el tipo de cambio? La n! ecesidad de dólares se hace más fuerte a medida que transcurre el año. En octubre vence la mitad de la deuda para 2015 con el pago del Boden 15, el mismo bono que el gobierno trató de canjear en diciembre en un desesperado intento por refinanciarse. Y el resultado fue categórico: sólo 286 millones de dólares en Boden 15 (un 6% del total) fueron canjeados por Bonar 24.
Se está gestando una combinación de factores con consecuencias de magnitud impredecible. Sin posibilidades de financiación, con una inflación descontrolada, dentro de un contexto externo donde el dólar se aprecia a nivel mundial y donde nuestro principal socio comercial devalúa un 15% en poco más de dos meses, el peso está acorralado. El manejo de nuestra política económica es más político que económico. No extraña en un año electoral.