Con el avance constante de las tecnologías, las empresas deben mejorar permanentemente sus procesos y productos a fin de mantenerse competentes y satisfacer las necesidades de sus clientes. Uno de los caminos que disponen las organizaciones para impulsar la creación de ventajas competitivas y la innovación es la inversión en el área I+D (Investigación y Desarrollo).
Las actividades de I+D generan la creación de nuevos productos, o bien la mejora de un proceso existente. De esta forma, el área posee un rol clave en el crecimiento futuro de una empresa, al enfocarse tanto en la atención de las necesidades de los clientes actuales, como en la atracción de clientes nuevos.
Las compañías se ven impulsadas por el área de I+D a realizar nuevos desarrollos y generar innovaciones en sus productos. En el caso del desarrollo de software, la innovación se realiza progresivamente por capas, aprovechando las posibilidades que ofrecen las capas anteriores. En esta práctica, es vital que las compañías siempre estén atentas al feedback de los usuarios al momento de planificar mejoras en el producto y optimizar su desarrollo y programación.
Podemos decir que Argentina, por ejemplo, es un país que presenta una fuerte inversión en ingeniería del software a la solución ERP. Esto se relaciona, entre otros factores, con el buen nivel de las universidades, la tendencia del país a estar pendiente de las actualizaciones y novedades globales, y con un contexto que facilita la conexión de las personas y la rápida fluidez del conocimiento.
Respecto al porcentaje del presupuesto de las empresas destinado a I+D, las inversiones tienden a crecer cada año. Las compañías invierten en I+D para diseñar productos más eficientes y superiores, innovar en productos y procesos de producción, y expandir sus operaciones, así como también, apostar en el desarrollo de productos nuevos adelantándose a la competencia. Históricamente la inversión estuvo en el orden del 3.5% de la facturación de la compañía, en las empresas del sector industrial. El porcentaje varía según el segmento en el cual esté el negocio, con mayor peso claramente en las empresas de IT, en las cuales ronda el orden del 7%.
En conclusión, ésta área posee tareas diversas como: fortalecer y mejorar la calidad de los productos existentes, facilitar el lanzamiento y desarrollo de nuevos productos y líneas de negocio, mejorar la calidad de los productos, aumentar la eficiencia de producción y profundizar las capacidades tecnológicas de la compañía. Todo ello dependerá de la estrategia competitiva de la empresa, es decir, si la misma tiende a liderar en la creación de productos nuevos o a concentrarse en el desarrollo de productos existentes.