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El secreto sabor de los dioses

“Los vinos blancos se sirven siempre fríos, pero no helados.” No se debe beber más de dos copas y media de vino para evitar tener problemas al manejar. La copa de vino se toma por el tallo y nunca se la envuelve con los dedos porque pierde su temperatura.
Saber degustar un vino forma parte de la vida social y cultural, y, muchas veces, influye en las relaciones laborales. Sin llegar a ser un experto, conviene tener una idea general de las distintas variedades y de cómo se combinan los sabores con las comidas. Así, se preferirá un buen vino blanco para acompañar un plato de pastas o de pescado, y un tinto para disfrutar de un menú regional, con empanadas o locro, especial para un día de frío como hoy. Pero, además, hay una serie de varietales que puede dificultar la elección de un completo “analfabeto” en el tema. Para auxiliar en estas situaciones, un joven chef tucumano ofrece una guía básica para quienes quieren saber qué pedir en un restaurante sin pasar vergüenza o qué tipo de vino servir en una mesa con sus invitados. Primera lección: elegir el color: blanco, tinto o rosado, según se trate de carnes blancas, rojas o de comidas étnicas con mucho picante.