En la publicidad el síntoma de la hoja en blanco también se plantea, y nos replantea ciertas dudas a las que es preciso responder para comenzar la tarea de escribir, desarrollar y concluir una idea que sea atractiva. Así, lo primero que pensamos es si el texto deberá ser extenso o breve y cómo enfocarlo.
Para responder correctamente a esta pregunta es necesario tener una guía que incluya diversos factores. De todos esos, hay tres que se consideran los más importantes, y por eso los detallamos a continuación:
¿A qué medio va a ir destinado el mensaje?
Está demostrado que los textos largos aventajan a los cortos en las acciones de marketing directo o buzoneo, ya que la mayor cantidad de información que se pueda verter en la pieza publicitaria será muy valorada por el posible cliente.
Los estudios afirman que con más datos los usuarios se sienten seguros, depositan mayor confianza en la marca y en el producto y éste les da una mejor impresión de calidad y funcionalidad.
En cambio, cuando lo que deseamos es comunicar mediante un cartel o una publicidad exterior, los textos breves son los indicados, pues pueden ser leídos en una pequeña fracción de tiempo, sin que el receptor deba distraerse demasiado. Si el mensaje es el correcto, se logrará fijar el slogan, la marca y el producto de una manera efectiva.
¿A qué mercado va dirigido?
Lo ideal es identificar el nivel de educación del receptor, pues a mayor capacitación más es su deseo de recibir más información del producto que está interesado en adquirir. Esto en un punto contradice lo antes dicho, por eso hay que buscar siempre el equilibrio para ser concreto y lograr el objetivo.
También, los mayores de cincuenta años son los que demandan más información y disfrutan leyendo textos extensos.
¿Qué producto o servicio se está anunciando?
Los textos de más de 100 palabras, considerados largos, son beneficiosos pues permiten comunicar las características del producto o servicio de una manera detallada. También es posible incluir datos técnicos cuando se trata de piezas para uso profesional o con muchos detalles.
Además, si el costo es elevado, que el cliente tenga más data lo ayudará a decidirse pues demanda un servicio que esté acorde a lo que pagará.
Ahora, si se trata de productos de consumo como comida, bebida, ropa, productos de limpieza, juguetes, los textos cortos serán más prácticos. Es que en estos mercados no hay tantos argumentos de venta a desarrollar, sino lograr un impacto en el consumidor, que por lo general se consigue apelando a sus emociones.