Cada 30 de mayo se conmemora en nuestro país el Día Nacional de la Donación de Órganos, fecha que nos convoca a tomar conciencia sobre el valor de dar vida a partir de un trasplante. En este marco, la Fundación Cardiológica Argentina se suma a la celebración destacando la importancia que reviste el trasplante de corazón para poder prolongar la vida de las personas.
El trasplante cardíaco es una cirugía que empezó a realizarse hacia fines de la década de los sesenta. Si bien, comenzó a ser una operación aceptada un tiempo después, en la década de los ochenta, con el uso de los medicamentos antirrechazo, también conocidos como inmunosupresores.
¿Quiénes pueden recibir un trasplante cardíaco?
Esta práctica se realiza comúnmente en pacientes que han agotado todas las alternativas terapéuticas, aquellos que padecen insuficiencia cardíaca, enfermedad isquémica severa (obstrucción de las arterias del corazón) y/o cardiomiopatía idiopática (una enfermedad del músculo cardíaco de origen desconocido).
Cuando la enfermedad cardiovascular va agravándose, el corazón pierde la capacidad de realizar en forma efectiva el bombeo y llevar oxígeno a todo el resto del cuerpo. Se comienzan a utilizar medicamentos para mejorar los síntomas y luego a utilizar dispositivos de asistencia mecánica cardíaca que pueden mejorar el estado de salud. Pero, cuando estos tratamientos no son efectivos, la única opción que queda es el trasplante cardíaco.
Esta intervención puede realizarse en niños y adultos menores de 55/60 años que padecen enfermedad cardíaca y que cuentan con el resto de sus órganos vitales sanos (hígado, pulmones, riñones). Esto último es uno de los puntos fundamentales para el éxito de la intervención.
Los pacientes que cumplen con estas condiciones entran en el “programa de trasplante”. Una vez que son aceptados, comienza la espera por un nuevo corazón. Para esto, se tienen en cuenta algunos factores adicionales que deben ser compatibles con los del donante: grupo sanguíneo, tamaño del corazón, altura, peso y superficie corporal.
Es importante recordar que los pacientes que tienen la suerte de recibir un corazón, manteniendo el debido cuidado y siguiendo los consejos del médico, pueden llevar una vida plena y productiva.
La importancia de prolongar la vida
El trasplante cardíaco es la terapéutica más eficaz para mejorar la calidad de vida y prolongar la sobrevida de un paciente que presenta una falla cardíaca terminal. Si bien es necesario destacar que este tipo de prácticas requieren un abordaje multidisciplinario y una infraestructura altamente sofisticada, por lo que su carga presupuestaria es sumamente alta.
A esta situación se suma otra problemática no menos importante: el número de donantes continúa siendo una limitación para la implementación de este tipo de intervenciones. Por lo que se encuentran en desarrollo alternativas como la prevención de la enfermedad coronaria nativa para no tener que llegar a estos estadios con ciertos pacientes.
De todos modos, resulta imprescindible aunar esfuerzos y voces para continuar difundiendo un mensaje que nos permita concientizar a la comunidad toda sobre la importancia de la donación para prolongar la vida de las personas.