El uso que los adolescentes hacen de la telefonía móvil y de internet es similar, sin que se advierta incidencia de acuerdo con el poder adquisitivo, según un sondeo realizado por Télam entre grupos de jóvenes de familias de altos ingresos y de clase media baja.
La penetración de la telefonía móvil entre los adolescentes no tiene discusión: de acuerdo con un relevamiento que abarcó a cien adolescentes, más de 50% aseguró que usa este servicio desde hace 2 o 3 tres años.
En los extremos, 5% tiene teléfono móvil propio desde hace cinco años, y el mismo porcentaje empezó a usar el servicio en los últimos seis meses.
Al separar los dos grupos socioeconómicos resulta que, en la clase menos acomodada, 63% tiene teléfono desde hace dos o tres años, y en el grupo de alto poder adquisitivo la proporción baja a 38%. Pero en el último año comenzaron a usar el móvil 17% de los adolescentes de clase media baja, contra 21% de los integrantes de familias ABC1.
Ambos grupos, adolescentes al fin y al cabo, coincidieron en los servicios que utilizan de la telefonía móvil. Los mensajes de texto (SMS) fueron colocados en el tope del ranking con 81,7% de respuestas positivas, seguidos por las comunicaciones de voz (43,2%), y en tercer lugar ubicaron al teléfono como reproductor de música (25%).
Luego, pese a que este sondeo se realizó cuando las tres operadoras de telefonía móvil ya ofrecían servicios de tercera generación, los adolescentes ubicaron a internet (3,8%) y a los mensajes multimedia (texto e imagen) con 2,8% de adhesión.
Vale señalar que 24% de la muestra aseguró que utiliza el teléfono móvil para conectarse a internet “en situaciones de emergencia” u “ocasionalmente”, y de ellos 52% tienen 12 o 13 años.
Esto demostraría que las empresas de telefonía móvil no se equivocan al apuntar sus promociones al público más joven, pues es el que con más naturalidad adopta los nuevos servicios.
Sin embargo, uno de los datos que arrojó el sondeo es que 90% de los adolescentes no está adherido y no se siente atraído por los clubes o programas de fidelidad que proponen las empresas.
El relevamiento demostró además la importancia que le dan los adolescentes al contenido que almacenan en sus teléfonos.
El 59,2% dijo que guarda más de 60 contactos (37,3% entre 60 y 99 teléfonos y 21,9% más de cien); 23% tiene entre 30 y 60; otro 15,3% guarda entre 10 y 30 números; y 2,1% almacena menos de diez contactos de conocidos, amigos y familiares.
A la vez, 47% de los encuestados dijo que la pérdida de contactos, fotos y/o videos es la principal “preocupación” en caso de perder el teléfono móvil.
En el grupo de clase media y baja 52% señaló la pérdida del contenido como el principal dolor de cabeza que genera extraviar el teléfono, seguida por la imposibilidad de adquirir otra terminal con 32% de respuestas positivas.
En las encuestas realizadas a familias ABC1, 46% de los adolescentes ubicó en primer lugar la preocupación por los datos, y sorprendentemente, 31% puso en duda la posibilidad de adquirir otro equipo.
En este caso, consultas posteriores demostraron que en el primer grupo la no compra tiene que ver con cuestiones económicas, mientras en el segundo la duda en adquirir otro equipo está vinculada a un castigo de parte de los padres.
También en el grupo ABC1 aparece como un factor de preocupación, con 13% de repuestas positivas, la posibilidad de que el teléfono extraviado sea utilizado por otros para simular secuestros o para cometer delitos.