Las empresas familiares tienen ciertas ventajas y desventajas en relación con otras, pero una de sus particularidades las hace más fuertes.
El hecho de haber sido formadas por una familia (ya sea una pareja, un grupo vincular o un emprendedor al que luego seguirán sus hijos) afecta su forma de hacer análisis y tomar decisiones. Y los lazos afectivos que caracterizan su estructura, les proveen de algunas fortalezas que conviene reconocer y aprovechar.
En primer lugar, los negocios familiares no se piensan sólo como un negocio con beneficios económicos sino, especialmente, como un proyecto que va a trascender al fundador. Es decir que desde el comienzo tienen una mirada de largo plazo, y más que un negocio que rinda frutos en lo inmediato, se la vive como un legado de los padres para transferir a hijos y nietos.
Tomar conciencia que la empresa tiene la visión de un horizonte extendido puede ser estimulante para sus líderes, y también puede despertar mayor confianza en los colaboradores (tanto en quienes forman parte del grupo familiar como en empleados, asociados o ejecutivos profesionales), porque saben que hay un proyecto con visos de continuidad.
En resumen: contar con un proyecto trascendente que genere confianza en la voluntad de continuidad, promueve el optimismo y esto a su vez incrementa la posibilidad de tomar decisiones de buena calidad, lo que suele convertirse a su vez en una “ventaja competitiva”.
Otra característica positiva de las empresas familiares es la posibilidad de relevo en la toma y ejecución de decisiones.
Justamente, a raíz del afecto entre los miembros, y de que la familia quiere que la empresa crezca, se desarrolle y trascienda, sus miembros suelen “cubrirse las espaldas” cuando desde el punto de vista afectivo sienten que es necesario, mas allá de un pedido concreto o de que haya que hacerlo por obligación. Enfermedades, stress o conflictos personales son mirados de una forma distinta que en una empresa no familiar.
Este apoyo mutuo y disponibilidad para el relevo o para el trabajo sin horarios cuando la situación lo requiere, permite superar situaciones que no se podrían resolver si cada uno pensara en si mismo en lugar de sentirse “una familia que está protegiendo un bien en común”.
Finalmente, los lazos familiares que dia a dia se ponen en juego en el desarrollo de la empresa, despiertan una confianza mutua que en otro tipo de negocios es difícil de observar. A pesar de las diferencias que puedan surgir sobre el negocio, en general hay absoluta seguridad sobre la lealtad y buenas intenciones del otro, porque a ambas partes las ligan no solo un pasado e intereses comunes, sino también una perspectiva de futuro. Y ante cualquier conflicto, el empresario familiar suele imponer los valores afectivos.
Todos estos aspectos resultan en que los negocios familiares son gestionados con una pasión especial, que deriva en un aumento de probabilidades de su sobrevivencia y prosperidad.