A medida que crece la conciencia acerca del efecto de las propias acciones, los ojos se fijan en las empresas y los gobiernos. Con una enorme cantidad de información disponible, los consumidores se vuelven jueces en el desempeño de los grandes jugadores del mercado.
La sustentabilidad no se limita solamente al tema ambiental: el impacto de las empresas en la sociedad se verá en el genuino cuidado de los eslabones pequeños de la cadena de valor, los empleados y las diversas minorías. Se volverán más exigentes con las empresas e instituciones y pondrán la lupa sobre sus acciones, sabiendo que cuentan con los medios para viralizar historias negativas.
“Lo malo que le hacemos al planeta nos termina jugando en contra”, reflexiona Sebastián Corzo, Marketing & Business Development Leader de Kantar. 3 de cada 4 argentinos cree que sus decisiones pueden ayudar a modificar el entorno. “La conciencia de nuestra capacidad para cambiar la realidad nos empodera, pero también conlleva una responsabilidad individual y colectiva” explica Corzo.
Ante un entorno saturado, las marcas comparten cada vez más sus opiniones y se involucran en el ámbito de las políticas públicas. Las opciones de éxito o fracaso son reales y, por mucha pasión que se ponga en una causa, si las marcas únicamente hablan, pero no actúan, su credibilidad estará en duda. Una acción dice más que mil palabras.
El 84% de los argentinos prefiere comprarle a empresas y comercios que tratan bien a sus empleados (20% lo hace más que antes de la pandemia) y un 61% piensa que las empresas deben ponerse al frente del cuidado del medio ambiente y la comunidad.
En estos tiempos inciertos, el propósito de una marca se ha hecho más importante que nunca antes. El último estudio de BrandZ, producido por Kantar, muestra que actuar de forma responsable es el factor que más influye en la reputación de una marca (49%). Las marcas ven el activismo como una forma efectiva de conectar con los consumidores, que adoptan una postura cada vez más activa a la hora de decidir qué comprar, una tendencia que se ha acelerado por la pandemia del coronavirus. Al 43% de los consumidores franceses les gusta comprar marcas que se involucren en aspectos sociales y medioambientales, en comparación con el 27,5% de hace una década, mientras que el 49% de los consumidores globales quiere marcas que ofrezcan maneras de contrarrestar su impacto ambiental.