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¿Es usted el compañero de trabajo que todos quieren tener en su oficina?

En un contexto laboral en el que hay menos estructuras jerárquicas, ser un buen colega es la clave para ganar prestigio y crecer como profesional. Las actitudes a aplicar en el día a día para alcanzar el equilibrio entre liderazgo y colaboración


Ante la perspectiva más que evidente de una empresa con menos jerarquías, contar con el compañero de sector perfecto, más que un lujo, es una necesidad.

El trabajo en equipo se volvió imprescindible, pero son muchos los que piensan que tampoco hay que forzar la máquina.

Éstos son partidarios de que cada uno de los miembros mantenga cierta independencia y autonomía en su trabajo diario en pro de contribuir a un objetivo común.

Fernando Botella, CEOde Think&Action, asegura que “el líder no deslumbra, sino que ilumina”.

El jefe desempeña el papel de facilitador, y es el equipo el que gana importancia en la consecución de resultados. Alcanzar el equilibrio entre el liderazgo y la colaboración es el gran reto del profesional de hoy.

Si quiere ser uno de esos compañeros con los que cualquiera desea trabajar y que, llegado el momento, recomendaría para un ascenso o para un puesto en otra compañía, tendrá que explotar algunas de estas actitudes que definen a los mejores colegas laborales.

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Una de las cosas que aún sorprende a Blanca Gómez, directora de Recursos Humanos de Microsoft, es la forma de trabajar que adoptaron buena parte de las empresas instaladas en Silicon Valley: “Compartir la información y la agenda es algo habitual, que allí practica el 95% de nuestros empleados. Los datos fluyen en un entorno basado en la colaboración”. Si es de los que protege su agenda como el mejor de los tesoros, esa avaricia no lo ayudará a hacer amigos.

José Luis Gugel, director general de Ray Human Capital, es un gran defensor del entorno digital como herramienta para impulsar esta nueva forma de trabajo, y aclara que para favorecer el proceso de adaptación, “hay que explicar que compartir la información, lejos de suponer una pérdida de valía profesional, es un vía para la mejora laboral”.

Conéctese
Ser responsable de su trabajo no es sinónimo de estar enganchado a las herramientas tecnológicas las 24 horas del día.

Conéctese cuando usted lo considere oportuno y, por supuesto, no trate de esquivar sus responsabilidades echando la pelota afuera ante la mínima dificultad.

Para no despertar el odio de sus compañeros por un uso excesivo de la tecnología, Ramón Gurriarán, director de programas de gestión de la EOI, recomienda “integrar estas herramientas en las formas de trabajo habitual. Al igual que las organizaciones se acostumbraron al uso del email, hoy el entorno digital nos facilita canales que pueden permitirnos ser mucho más eficientes y transparentes”.

Crezca, no trepe
Aunque a algunos aún les cuesta reconocerlo, la ambición es innata al ser humano: todos queremos ser mejores.

Muestre sus ansias de desarrollo, sin pudor pero con respeto, al resto de tus compañeros lo hará grande.

Y, por supuesto, nunca intente ser un trepador.

David Comí, socio de Incrementis, apunta que “las personas contribuirán más y mejor si trabajan en un entorno de confianza, se fomenta el respeto y se crea un ambiente positivo. Si el jefe permite tener trepadores en su área, nunca podrá formar un equipo de trabajo y tendrá sólo un grupo de personas”.

Sugiera
El “ordeno y mando” comienza a ser historia en muchas organizaciones. Si lo que quiere es ser un buen colega, debe desterrar el “porque lo digo yo”.

Antes de mandar, sugiera. La diversidad, entendida como distintos puntos de vista para la mejora de un objetivo común, es el elixir de la productividad. Botella recuerda que “el liderazgo nace de la confianza, no de la autoridad”.

La seguridad y la franqueza te ayudarán a ganar el aprecio de tus compañeros y que, de una manera natural, te designen como portavoz cuando haya que hablar con el jefe.

Participe
Alcanzar cierto confort trabajando en equipo no es sinónimo de apoltronamiento.

Participe, interésese por lo que los demás aportan y nunca se aísle.

Si no se mantiene alerta, esa comodidad puede llevarlo a la rutina laboral, uno de los peores enemigos de la productividad.

Recuerde que estos personajes sólo conseguirán salir de su letargo si pueden prepararse para asumir nuevos desafíos.

Los tóxicos
Los trepadores, aquellos que se cuelgan medallas ajenas o los insolentes presentistas que van al trabajo pero no a trabajar, son algunos de los profesionales más tóxicos en la oficina.

Son el lado B de los colegas más aplaudidos.