Un modelo que ilustra cómo ascendemos mentalmente, desde las observaciones hasta las decisiones y acciones
Suponemos situaciones, nos imaginamos detalles, nos “maquinamos”, y no paramos de conjeturar. La mayoría de la veces, lo hacemos “en el aire”, sin elementos contundentes que nos permitan chequear el grado de realidad entre lo que pensamos y lo que sucede.
Vamos tomando decisiones a través de lo que podemos observar de lo que ocurre. De esta forma, vamos armando diferentes escaleras de inferencias.
¿Qué es inferir? Significa suponer, y estas suposiciones van influenciando nuestra manera de decidir y de accionar. Sin darnos cuenta, vamos suponiendo y subiendo mentalmente escalones, hasta llegar a conclusiones que nos preparan para la acción.
Es decir que la escalera de inferencias es un mecanismo que utilizamos los seres humanos, conscientemente o no, para decidir sobre la marcha qué podemos hacer y qué no.
La escalera
El psicólogo Chris Argyris desarrolló el concepto de “Escalera de inferencias”, que más tarde fue retomado por Peter Senge. Se trata de un modelo que ilustra cómo ascendemos mentalmente, desde las observaciones hasta las decisiones y acciones.
Este modelo ayuda a comprender cómo elaboramos mentalmente los pensamientos y creencias que determinan nuestros comportamientos, que van a facilitar o dificultar nuestras relaciones con los demás, pero también con nosotros mismos. Podemos decir que gran parte de nuestra experiencia está formada por ideas que, quizás, nunca hemos comprobado.
De acuerdo a nuestros supuestos subiremos la escalera, alejándonos o no, de la realidad. Intuimos cosas y creamos guiones que, muchas veces no se cumplen, y que nos pueden hacer daño.
Para poder percibir datos necesitaremos un escalón cero que, por lo general, es el de los hechos que acontecen. Los mismos serán observados por nuestros filtros, que suelen estar conformados por nuestra biología, lenguaje, historia vivida, cultura, emociones y también por nuestra particular forma de prestar atención.
De esta manera, seleccionaremos algunos de los datos que encontremos, para luego dar sentido y tener supuestos, que nos permitirán obtener conclusiones para decidir y accionar.
Si bien este es un procedimiento que generamos nosotros mismos, la mayor parte del tiempo lo tenemos en transparencia. Cuando lo distinguimos tenemos la posibilidad de desafiarlo, por ejemplo, buscando fundamentar por el contrario los sentidos que le asignamos a los datos elegidos, encontrando otros resultados.
Bajar los escalones
El primer paso para poder coordinar acciones con quien ha armado su propia escalera de inferencias, es tomar conciencia de que son solo suposiciones, y que no se trata de un objeto real.
Para poder intermediar en un conflicto con quien cree que sus conclusiones son la única realidad, necesitaremos bajar algunos escalones y así encontrar algún punto de contacto que permita armar nuevos escalones.
Una manera de bajar de las escaleras de inferencias es, no solo cuestionándolas, sino también indagando al otro sobre sus suposiciones. Esto hace que en algún escalón nos podamos encontrar, para subir una nueva escalera juntos. Si comprendemos que las cosas no son como las vemos, sino que somos como vemos las cosas, esto nos permitirá entender que solo una parte de la realidad es recuperada por nuestra observación, y que también elegimos qué observar.
Examinar y corroborar
Los malentendidos que aparecen en nuestras vidas suelen generarse por concentrarnos solo en lo negativo, por miedo al rechazo o inclusive por inseguridad. De esta manera, al pensar cómoserían las cosas, cómo reaccionarían o pensarían quienes se vinculan con nosotros, decidimos y accionamos sin tenerlos en cuenta.
De este modo, nos relacionamos con lo que creemos y vamos juzgando sobre el otro, teniendo la ilusión de estar relacionándonos con los demás, cuando en realidad no salimos de nuestras mentes.
Esta distracción nos lleva, muchas veces, a desilusionarnos y a desvincularnos de quienes nos rodean, por el solo hecho de interpretar y juzgar los hechos o sacar conclusiones que nos cierran posibilidades.
La indagación y el preguntar al otro hacen que podamos ver que nuestra película es solo eso, y así cambiaremos algunas decisiones que nos causan daño. Es por eso que antes de subir un peldaño de nuestra escalera de inferencias, nos conviene indagar y buscar las respuestas fuera de nuestro ser, haciendo honor a la famosa frase “la salida está en el otro”.
Los siete escalones
Desde nuestro modelo interpretativo, podemos subir los siguientes escalones de las distintas escaleras de inferencias que podemos encontrar en nuestras vidas:
- Primer escalón: percibir datos de lo que ocurre. El proceso suele comenzar con la observación de lo que está ocurriendo, pudiendo tomar una porción de la realidad.
- Segundo escalón: seleccionar algunos datos. Con el filtro de nuestro modelo interpretativo, podemos elegir los datos que más nos llamen la atención.
- Tercer escalón: dar sentido a lo que observamos. Analizamos las causas y las consecuencias de las eventuales oportunidades o problemas que van apareciendo.
- Cuarto escalón: generar supuestos. Interpretamos lo que puede pasar, presuponiendo, desde los juicios, lo que puede suceder si accionamos en uno u otro sentido.
- Quinto escalón: extraer conclusiones. Desde el análisis de los supuestos estamos en condiciones de recrear la conclusión de lo que puede pasar.
- Sexto escalón: tomar decisiones. Con las conclusiones se pueden evaluar distintas estrategias para determinar qué decisión esmás factible.
- Séptimo escalón: prepararnos y accionar. Pasamos a la acción y nos preparamos en base a la estrategia y decisión que hemos pensado.