Que el mundo se digitalizó ya no es novedad, lo que empieza a cambiar es la interactividad que los usuarios demandan tener en las campañas publicitarias. Estamos frente al cambio de un paradigma en el que el público dejó de ser pasivo para estar activo 100%.
En este sentido, las empresas que tienen miedo de zambullirse en las nuevas tendencias corren con desventajas pues no solo están demorando el cambio general, sino también porque ven como caen sus adeptos. Esto se palpa en las redes sociales, donde cada usuario expone sus opiniones sin filtro alguno.
En este nuevo paradigma el BTL es la herramienta más usada. Se trata de una técnica utilizada por el marketing, en la que se opta por formas de comunicación no masivas, es decir, a segmentos especifique generalmente se pautan en medios no tradicionales.
Lo más importante del BTL son sus ventajas, que marcan una clara diferencia respecto de sus competidores más usuales. Entre ellas, el bajo costo permite que todos (grandes y chicos) tengan su oportunidad de llegar a sus consumidores. Muchas empresas desconocen que este recurso resulta óptimo para sus acciones de marketing.
A esta lista de beneficios se suma la versatilidad y flexibilidad, pues con una cuota abundante de creatividad se pueden lograr infinitas variables de comunicación. Sobre todo porque los mensajes se pueden colgar en tantas plataformas como se le ocurra al creativo. Los canales se multiplican ampliando también el rango de público al que llega, e incluso pudiendo personalizar los mensajes. El poder utilizar medios todavía no explorados estimula a los profesionales que entran en carreras por ver quién descubre nuevas oportunidades.
Pero, el elemento que más convence a los empresarios de volcarse hacia el BTL es que los resultados pueden notarse rápidamente y son fáciles de cuantificar. Esto se puede medir según distintos variables: objetivos propuestos, cantidad de contactos alcanzados, visitas, respuestas, ventas y más.
El BTL deja lejos a los medios tradicionales y se vale del pensamiento lateral para generar ideas que cautiven al segmento de público elegido. Nada es al azar, pero sí cuenta mucho con la participación de los contactos que se sentirán parte de la campaña.
Animarse a lo nuevo es la mejor decisión de marketing.