Siempre se dice que la Bolsa es anticipación. En consecuencia, si se esperan tiempos malos, este año no debería ser bueno. Pero, ¿cuál es la lógica detrás de esta anticipación? Para empezar, tenemos que entender que el valor de las acciones de una compañía está relaciona! do con cuánto dinero pueda ganar esa compañía desde este preciso momento del tiempo y mientras siga con vida.
De esta manera, lo que haya ganado en el pasado no es muy importante. Si supiéramos que una empresa nunca podrá volver a vender nada más, el valor de esa compañía se resumiría a lo que tiene en su poder (activo), menos lo que debe -incluyendo las indemnizaciones por despidos en caso de dejar de operar (pasivo). Esto constituye aquello de lo cual la compañía es dueña (patrimonio neto o equity en inglés).
En lo que va de 2014, este ha sido el resultado de las acciones argentinas que cotizan ! en Nueva York (elijo la cotización en dólares para que no se mezcle co n el efecto de la caída del valor del peso):
Las acciones de la bolsa argentina están cayendo porque los participantes del mercado (inversionistas, fondos de pensión, individuos) asumen que lo que se viene será negativo para las ventas y en consecuencia para las ganancias de estas compañías.
Esto último se ha venido manifestando en una tendencia bajista que comenzó hacia fines de noviembre de 2013. En ese entonces, se dio un pico de euforia por la posible reinserción de Argentina en el mercado de crédito internacional con la expectativa de un acuerdo con Repsol por la estatización de YPF.
Desde entonces, todo lo que la bolsa ha vivido ha sido un de! sencuentro tras otro:
1. Acuerdo con Repsol en suspenso
2. Indefinición con el tema Holdouts e incertidumbre acerca de si la Corte Suprema de los EEUU decidirá evaluar el caso argentino (esto es tiempo muerto que transcurre)
3. Demoras puestas de manifiesto en un posible acuerdo con el Club de París
¿Por qué son estos puntos relevantes? Porque el gobierno necesita dólares para seguir financiando su gasto (jubilaciones, salarios y subsidios), que hoy está financiando con impuestos e inflación. Y la inflación, cuando se sale de control -como está comenzando a suceder-, paraliza la actividad económica.
Cabe la última pregunta de difícil respuesta: los precios actuales, ¿reflejan la posibilidad cierta de un freno marcado en la actividad? ¿Reflejan el hecho de que las empresas podrán vender mucho menos este año? Creo que no.
Creo que la bolsa aún no terminó de digerir todo lo malo que se viene. Pero más allá de eso, siempre hay un jueg! o de expectativas: en el momento en que las cosas empiecen a ir peor ( como aparece casi inevitable luego de la parálisis de los últimos días), el mercado bien podrá asumir escenarios aún peores. Y entonces, habremos entrado en la espiral recesiva de la que es tan difícil salir.
Conclusión: con una tendencia bajista manifiesta en la bolsa, y diferentes escenarios que dan el indicio de una caída en la actividad económica en 2014, hay que moverse con rapidez y huir de la bolsa. Para cuando esto se manifieste, ya habrá sido tarde.