La pérdida de confianza general generada por los manejos fraudulentos de directivos y administradores ubicados en la cúpula de las organizaciones han puesto de manifiesto la importancia que adquiere el tema del “buen Gobierno Corporativo”, definido tradicionalmente en códigos de conducta, como la responsabilidad de la Dirección de las organizaciones respecto a su comportamiento transparente en todas sus actuaciones y decisiones. No obstante, el problema no se agota en el fraude gerencial, sino que, como corriente sanguínea, el comportamiento que manifiestan los conductores de la organización, fluye de arriba hacia abajo más rápido y fuerte de lo que muchos podrían suponer.
Es por ello que se hace necesario retomar el tema de la ética empresarial desde una perspectiva global, especialmente acercando el término a la realidad actual, en una sociedad en progreso y muy diferente en su entorno a la conocida en el siglo pasado.
Podemos citar como ícono más reciente de esta problemática el caso Parmalat, el cual nos ha dado todos los elementos de juicio, para analizar las situaciones particulares de este escándalo que ha enlodado a países, organismos multilaterales, supervisores, analistas de inversión, analistas de riesgos, entidades bancarias, reguladores, etc. y tratar de establecer cuáles fueron las fallas del gobierno corporativo en la empresa.
Sin embargo, quienes crean que el fraude está reservado a las grandes compañías multinacionales, estaría desconociendo que los ilícitos son “socios ocultos” que siempre existirán y deben ser considerados como “parte del precio de hacer negocios”, pero que, como todo riesgo, el “riesgo de fraude” puede ser mitigado en un grado razonable con adecuados mecanismos de control interno.
A diferencia de viejas tendencias que ponían énfasis en la detección basada en fuertes procedimientos de control de naturaleza policíaca, el nuevo enfoque de Prevención del Fraude Corporativo se basa –como su nombre bien lo indica- en medidas orientadas a búsqueda de mecanismos preventivos y disausorios del fraude.
Recientes estudios en los Estados Unidos, Canadá y algunos países de Europa han demostrado que la implementación de mecanismos de prevención del fraude corporativo, permiten reducir el riesgo hasta en un 80%, a la vez que baja los costos relacionados con la comisión de ilícitos en forma significativa.
El Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) (representante de la Argentina en la International Organization for Standardization (ISO), en la Comisión Panamericana de Normas Técnicas
(COPANT) y en la Asociación MERCOSUR de Normalización (AMN)), ha venido trabajando fuértemente en esta problemática y ha conseguido lo que se constituye en un importante hito: La creación de una Norma específica para abordar la prevención y tratamiento del fraude corporativo: Un verdadero sistema de gestión antifraude. LA NORMA 17450. (Ver Fig. 1) Esta norma establece los requisitos mínimos para diseñar, desarrollar, implantar y poner operativa bajo un proceso de mejora continua una infraestructura y ambiente de control para prevenir, en un grado razonable, fraudes contra la organización, o bien, evitar situaciones fraudulentas en donde la organización sea utilizada como medio para cometerlos, aplicando procedimientos de investigación y métodos técnico-científicos que permitan esclarecer delitos.
Tiene como alcance tanto las acciones que, mediante el engaño, el ocultamiento, la omisión o diferimiento intencionales, obras fingidas, falsos títulos, simulando bienes o créditos inexistentes, estados contables falsos, o cualquier otro tipo de ardid, sean generadas por sujetos pertenecientes o no a la organización, y que provoquen daños patrimoniales a la misma. No debemos olvidarnos también de aquellas acciones generadas por miembros de la organización que causen perjuicios a terceros para beneficiar patrimonialmente a la organización. Estas últimas también son objeto de la Norma.
Gestionar la prevención del fraude en una empresa, significa la aplicación de recursos económicos, humanos y de conocimientos para satisfacer las necesidades de seguridad de la misma con el fin de mitigar los riesgos, teniendo en cuenta que debe existir una adecuada relación costo / beneficio (un control antifraude nunca debería ser más costoso que la cuantificación económica producto de la prevención lograda).
La prevención del riesgo de ser víctima de un delito económico requiere de un sistema de normas que, en su conjunto, minimicen la probabilidad de ocurrencia, mientras que maximicen la posibilidad de detectar cualquier actividad ilícita. La posibilidad de ser detectado habitualmente persuade a los perpetradores a no cometer el ilícito.
La efectividad de dicho sistema normativo, se sustenta en que los directivos de la organización se comprometan con el mismo, garantizando su cumplimiento y revisión continua (vigencia y actualización).
Los objetivos de la presente norma en cuanto a cada etapa de la acción delictiva son:
* Disminuir la ocurrencia de hechos de fraude, y acotar situaciones de tipo fraudulentas, en la fase pre-delictiva, y
* Mitigar la gravedad de los hechos de fraude, en la fase de Gestión del incidente.
El Tono Moral
La definición del “tono moral” parte de la creencia de hacer lo correcto; no limitándose únicamente a las leyes vigentes. Incluye los valores de la organización. Los valores, entre otros elementos, son uno de los fundamentos de la cultura empresaria. Las empresas deberían reflejarlos y transmitirlos a través de su misión y sus políticas corporativas; las cuales deberían estar escritas y a disposición de todos sus integrantes
Los componentes de la cultura ética de una organización incluyen, pero no se limitan a:
* El liderazgo de la alta dirección
* El código de ética
* Los objetivos realistas
* La comunicación eficaz
* La imposición de sanciones disciplinarias
* La capacitación en ética; y
* El uso de mecanismos para informar o denunciar la existencia de prácticas contrarias a las políticas establecidas por la organización (aquí destacamos la existencia de una línea o canal “transparente” para efectuar denuncias nominadas o anónimas, por parte del personal o de terceros)
Una administración moral es la que se esfuerza por ser ética en función de su interés y preocupación por todos los individuos vinculados a ella, por las normas éticas y principios profesionales de conducta, por los objetivos empresariales, por la orientación hacia la legalidad y por la estrategia general de funcionamiento. La administración moral exige liderazgo ético.
Los gerentes, además de practicar una administración moral, tienen otra responsabilidad fundamental: Influir en el clima ético de la organización. Una de las formas de generar, influir y difundir un clima ético es actuar con integridad a través del ejemplo de las conductas adoptadas, básicamente, por la alta dirección que compone la organización.
Un tema que no debe ser considerado como menor es la protección al denunciante de ilícitos contra represalias en cuanto a la continuidad de su relación con la organización (empleado, proveedor, cliente,
etc.) y cualquier otra medida de protección que requieran las circunstancias.
Citaremos algunas reflexiones que consideramos apropiadas a la prevención del fraude:
* Las empresas solo detectan el 10% de los fraudes sufridos. El 90% restante constituirá pérdida oculta no identificada y confundida entre los resultados de la entidad (Ej.: “diferencia de stock”).
* No hay que perder de vista que no es la seguridad lo que cuesta caro, sino inseguridad.
* “Entre dos productos de la misma calidad, la gente compra el de su amigo. Ahora bien, cuando los productos tienen distinta calidad… seguirá comprando el de su amigo”.
* Los modos en que pueden malversarse dinero u otras propiedades de la empresa sólo están limitados por el ingenio de los ladrones o defraudadores. Ese será el ingenio que se tendrá que aplicar para descubrir, analizar y/o prevenir el problema.
* Evitar la confianza excesiva no es desconfiar, es una norma profesional encaminada a evitar la pérdida de legitimidad de los controles habituales. La solución ideal es mantener tanto los controles de forma rutinaria como la confianza.
Asimismo, quienes trabajan son personas y muchos de ellos potenciales comisores de fraudes. La actuación del sector resursos humanos jugará un papel fundamental. Al respecto sabemos que:
* “Si una empresa lo que paga son maníes, lo que tiene trabajando son monos”. (Anónimo).
* “Cuando nunca se reconoce un trabajo bien hecho, aparece la apatía y el clima laboral se deteriora progresivamente” (Elena Rubio, consultora de RR.HH.).
* “El entusiasmo es la madre del esfuerzo, y sin él nada grande puede hacerse en la vida” (Emerson).